Los derechos de las mujeres, los avances argentinos en igualdad de
géneros, la cultura patriarcal, el rol de la prensa y el empoderamiento
de las sobrevivientes de violencias gracias al programa estatal Ellas
Hacen, se debatieron anoche en el Museo histórico del Cabildo.
"Este es un cabildo abierto con voces de mujeres", resaltó en la
presentación el moderador del encuentro, el historiador Gabriel Di
Meglio, director del Museo Histórico Nacional del Cabildo y de la
Revolución de Mayo, en un parangón con el iniciático de 1810, donde sólo
había hombres.
Las voces fueron las de la historiadora y socióloga feminista Dora
Barrancos; la subsecretaria del Consejo Nacional de las Mujeres (CNM) y
candidata a diputada nacional por el FpV, Victoria Montenegro; la de una
de las creadoras de Ellas Hacen del Ministerio de Desarrollo, María
Cecilia Velázquez; y de la periodista y referente del colectivo Ni Una
Menos, Marta Dillon.
Barrancos, una de las directoras del Conicet, hizo un recorrido
histórico para explicar "las formas brutales de agresión del
patriarcado" y el rol del feminismo, corriente política que comenzó a la
par de los movimientos antiesclavistas en el 1800.
"El feminismo también vino a liberar a los varones de las formas que les
marcan de ser varones, lo que pagan muy caro", explicó la
investigadora.
Resaltó "los avances notables que se han dado en la sociedad argentina,
con mas derechos formales para las mujeres", aunque consideró que "los
cambios en la legislación van más rápido que en la sociedad", por lo que
aún queda "un camino por recorrer para terminar con esta epidemia de
violencia que se ampara en el orden patriarcal".
Por su parte, Velázquez explicó que el programa estatal Ellas Hacen,
creado por el Ministerio de Desarrollo Social en 2012, cuenta con la
participación de 100.000 mujeres "organizadas en cooperativas,
protagonistas de sus vidas que se han multiplicado en todo el país".
De la iniciativa gubernamental participan mujeres que cobran la
Asignación Universal por Hijo, que tienen una determinada cantidad de
hijos a cargo y que viven situaciones de violencia.
"Cuando comenzamos, sólo el 20 por ciento de las 100.000 mujeres se
autopercibían como víctimas de violencia; luego, con el avance del
programa, el 40 por ciento pudo reconocer su situación", compartió la
funcionaria.
Del total de participantes del programa, el 89 por ciento tenía
incompletos sus estudios primarios o secundarios, en tanto ahora "80.000
terminaron o están terminando de estudiar gracias a un convenio con el
Ministerio de Educación, conquista que las transforma".
El 60 por ciento de ellas viven en villas, barrios o asentamientos
precarios, por lo que "muchas optaron por aprender oficios relacionados
con hacer refacciones en las casas, como plomeras, por ejemplo. Cuando
relatan que solas pudieron hacer las instalaciones de agua en sus casas,
a la par, van conquistando autonomía", valoró la representante
ministerial.
Como están organizadas en cooperativas "ellas trabajan, se comienzan a
percibir como trabajadoras. Cuando cobraron el primer ingreso por sus
tareas, muchísimas que vivían situaciones de violencia, se separaron y
se alquilaron una casa o terminaron la propia gracias a los oficios que
aprenden", explicó.
Las que ya terminaron el secundario "optaron por hacer carreras
terciarias, además de oficios, y están en distintas universidades
estudiando agroecología, economía social o diplomaturas en género".
En tanto, Montenegro resaltó que esta experiencia "les permite a las
mujeres algo que es muy difícil: romper la estructura de la violencia y
comenzar un nuevo proyecto de vida. Ellas nos interpelan, nos enseñan".
La funcionaria del CNM afirmó que las mujeres en situación o
sobrevivientes de violencia "deben estar en sus casas y los violentos
deben estar afuera, repudiados por la sociedad y condenados por la
justicia".
Dillon coincidió en que la condena social a los femicidios quedó
demostrada el 3 de junio en la multitudinaria marcha NiUnaMenos, en
alianza con la utilización que las sobrevivientes y organizadoras
hicieron de las redes sociales.
"Ese día las mujeres tomamos las calles y las convertimos en un lugar
seguro. Nos convertimos en sujetos políticos reclamantes que mostramos
el impacto de la violencia machista, donde hablamos del sujeto ejecutor
que se construye sobre el macho con poder de decisión sobre el cuerpo y
la vida de las mujeres", resumió la periodista.
Fuente: Télam
viernes, 31 de julio de 2015
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