jueves, 22 de septiembre de 2011

OCUPAR WALL STREET 2


por Ernesto H. De Casas

Se ha dormido en el distrito financiero de Nueva York, todo un desafío cumplido. Eso ha conseguido la convocatoria del sábado pasado, inspirada en los movimientos de protesta de España, Grecia, Israel y en la llamada ‘primavera árabe’, algo inédito en USA. Con frases como "Tras la primavera árabe y la revolución española, puede que haya llegado la hora del otoño americano".

Con otros slogans como "sin posibilidades de pagar estudios universitarios porque los préstamos de los bancos tienen intereses disparatados", se entiende la situación a que se ha llegado, por la que los indignados estadounidenses inician su protesta, con repercusiones aún no pueden predecirse a medio ni a largo plazo. Pero dichas en el parque Zuccotti de Nueva York, donde "aquí te pueden arrestar por estar en un parque público pasadas las diez de la noche, así que esto es un reto" como aclara un manifestante.
La convocatoria del sábado "Occupy Wall Street", inspirada en otros movimientos de protesta recientes ampliamente difundidos, es neoyorquina de realización pero con procedencia de diversa ciudades del país, logra dejar constancia del hartazgo ante la situación política y económica allí reinante. Propone construir propuestas de cambio y ha conseguido su primer objetivo, dormir en el distrito financiero de Nueva York, que no es poca cosa, ya que tras el desastre del 11-S esta urbe es una de las más controladas del mundo.
Lo que tiene su peculariedad pues han sido 296 personas las que se atrevieron a acampar en este parque que, si bien es público, es de propiedad privada, siendo los dueños una empresa inmobiliaria, que no pudieron echarlos de inmediato porque "era sábado y había demasiada burocracia de por medio", explica un portavoz. Esto lo organiza la Asamblea NYC, en la que se agrupan personas de todo tipo, que desde primeros de agosto ya preparaban su propio 15-M pero que en este caso es 17-S. Jóvenes estudiantes y jóvenes desempleados, más gente que decidió unirse en los últimos días, al ver como sus coetáneos tomaban las calles en otros países decidieron emular la protesta y métodos, reproduciendo el efecto en la ‘gran superpotencia del norte’ (a propósito, me parece que esto puede enmarcarse como un claro ejemplo de ‘efecto demostración’, tal como lo describe Silo en una de sus ‘Cartas a mis amigos’; efectos mínimos o básicos pero que se difunden rápidamente y ‘demuestran’ que tal cosa puede hacerse en otras partes). Ahora a esto ya se le da más forma, en el parque Zuccotti se establecen comisiones, de seguridad, de limpieza, y, como no, de comida pues, comentan que "la gente puede hacer donaciones online a los comercios cercanos y ellos nos traen la comida a domicilio", explican al recibir pizzas recién horneadas.
Ahora bien, la complicación que han de afrontar los indignados neoyorquinos es dónde y cómo continuar la protesta, pues se le presentan dificultades logísticas enormes, comparadas con sus homólogos españoles, griegos y demás. Ya que en Nueva York se prohíbe congregarse sin autorización a 20 personas en un parque público pasadas las diez de la noche, pudiendo ser arrestadas por ello, de modo que esto es desafiante. Sin embargo, la asamblea convoca con pancartas con el orden del día a tratar por la tarde para ir decidiendo los pasos siguientes a dar. Todo es muy nuevo y fresco, pues hay miembros que se han unido al movimiento recientemente, al enterarse por Internet, y llegan con el saco de dormir a instalarse; todas con situaciones de vida complicadas, sin trabajo (pero que cuando trabajaban, cobraban menos que los padres hace 20 años), sin seguro médico, arruinados pagando facturas de hospital, y sobre todo, sin futuro y sintiendo en sus carnes que nadie, y el estado menos, hace nada por ellos, afirman claramente que: “vamos hacia atrás, no hacia delante. Y la situación es global. La gente corriente está harta de mentiras. Por eso hoy me manifiesto en Wall Street".

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