viernes, 31 de julio de 2015

Volviendo al Grexit: ¿comenzó el proceso de demonización?

Autor: Marianella Kloka
Fuente: Pressenza

El informe financiero elaborado por Oxford Economics/Haver Analytics a fines de mayo llegó a agitar las “aguas calmas” de los últimos días, suponiendo que se pueda hablar de algo similar en un país en plena ebullición. En el Parlamento se están votando las medidas solicitadas por la Troika como pre-requisito, medidas que constituyen en contenido y forma una violación de la soberanía y una ofensa a los procesos democráticos. ¿Porque me tendría que interesar este informe? No me resulta fácil comprenderlo puesto que no soy economista, sino una simple persona de la sociedad civil, por muy activa que sea. 
Antes que nada porque dice relación con los efectos que puede tener en la sociedad griega un posible Grexit de la Eurozona. El diálogo adquiere automáticamente un encuadre completamente nuevo, por lo menos porque estamos hablando sobre la posibilidad de una salida coordinada. De ahora en más toda conversación tiene que ser más técnica. Hasta ahora eran los parlamentarios quienes hablaban de un posible Grexit, los ministros e incluso el Primer Ministro; en su última entrevista a la ERT, la televisión pública griega, nos dijo que saliéndonos de la Eurozona una pensión actual de 800 euros correspondería a 800 dracmas. Cada conversación debe examinar los planes actuales o ya existentes, en vez de constituir una amenaza a procesos especiales (comentario de la autora: un tipo de proceso que en ciertos casos podría aplicarse a los políticos) y el diálogo debe prescindir de eslóganes fáciles, yendo al punto. El movimiento que sostiene que la salida del euro es la mejor solución para los países estrangulados por la moneda, deberían considerar la discusión a partir de esta relación y con este escenario, recordando que se lo difundió antes de que se votaran en el Parlamento las medidas solicitadas para firmar un nuevo Memorandum. El diálogo entre los analistas económicos y políticos de ambos bandos se está intensificando y las argumentaciones y los distintos puntos de vista se refuerzan día a día.
En segundo lugar, para que este informe aporte a la sociedad civil la posibilidad de comprender las dimensiones de un Grexit, para que la gente comience a pensar y a prepararse, para que no se vuelva a encontrar ante situaciones como las que ya hemos vivido en los últimos cinco años. Situaciones tremendas basadas en la teoría del  shock, que han provocado respuestas muy débiles frente a una suerte de diluvio de desastres y causado una enorme crisis humanitaria, sin precedentes dentro de la “prospera” Unión Europea. El informe nos permite también comenzar a pensar sobre la influencia que tiene en nuestros hábitos de consumo, sobre la actual producción del país, la reanimación boca a boca de quienes en este momento tienen necesidad, en posibles  futuras profesiones, en mejoramientos en la calidad de nuestros servicios turísticos, que serán cada vez más económicos y competitivos frente a aquellos de otros países de la zona Euro, así es que la demanda crecerá. Nos da también la oportunidad de actuar de modo mejor organizado, concentrando las fuerzas para no perder lo que nos ha quedado del tejido social y del estado, para poder ocuparnos de los excluidos, sobretodo de las necesidades cotidianas básicas, de los asuntos de salud y de los medicamentos. Es lo que hemos hecho en los últimos cinco años, pero ahora se trata de adoptar una forma más seria, organizada y “coordinada” e incluso de llegar tal vez a tener una perspectiva de poder remontar (como se prevee a partir del segundo año en adelante, según el informe de Oxford Economics/Haver Analytics).
En tercer lugar, porque el modo en que este informe fue presentado a la opinión pública griega por los medios de difusión oficiales que apoyan al sistema, ha revelado una vez más la verdadera naturaleza de la propaganda barata. Me refiero al mismo enfoque desagradable usado durante las elecciones europeas del año pasado, las elecciones generales de enero y el plebiscito de julio, que se está haciendo cada vez más innoble. Se recurrió a otra compañía, especializada en consultorías para las multinacionales, junto a titulares sensacionalistas que crean temor, para presentar parte del informe, subrayando los resultados a breve plazo. Incluso quienes apoyan el Grexit saben muy bien que las cosas no van a ser fáciles. Estamos hablando de la misma empresa que en el 2007 definió como “el hombre de negocios del año” al señor L. Lavrendiades, quien terminó con cárcel preventiva por un escándalo económico relacionado con 700 millones de euros de préstamos del Banco Proton. El proceso comenzó en marzo del 2015, con el involucramiento de otras 42 personas. En vez de aprender de este error (admitiendo que se tratara de algo impredecible), la misma compañía vuelve a abrir ahora, usando el mismo estilo brutal de comunicación y vendiéndonos parte del informe como las previsiones de que un Grexit va a significarnos un infierno. Y todo esto sin reservas respecto a un asunto delicado y sin precedentes en la historia de la zona del euro. Por lo que alcanzo a comprender y con toda modestia, por mucho que en el papel se puedan hacer bien los cálculos, si se desencadena el proceso del Grexit aparecerán sin lugar a dudas otros factores imprevistos, tanto positivos como negativos, desde el punto de vista económico, geopolítico e incluso humano.
Sotto voce:
  • El informe mismo no se puede conseguir gratuitamente, se lo compra al precio de 1500 euros por parte. Es una práctica común en este campo, y es así como estamos a la merced de las informaciones que nos entregue la fuente que ha financiado la investigación y comunicado sus resultados.
  • Algunos días antes de la terminación del informe leí en el sitio de Oxford Economics las siguientes frases: Desde 1945 en adelante, más de  70 países y territorios se retiraron de la unión monetaria. Solo en pocos casos se verificó una baja de la productividad y algunos de ellos se pueden explicar con factores como una guerra civil, o la transición de una economía planificada a una de mercado. En base a la historia y a la probabilidad de que una salida del euro no traerá dificultades, en el caso de un Grexit, el PIB podría bajar al comienzo en un 10%. Comentario del redactor: otros economistas más pesimistas, pero de todas maneras a favor de un regreso a la moneda nacional, consideran que este porcentaje puede llegar al 30%. La pérdida de productividad podría sin embargo ser menor si el retiro del euro fuese bien gestionado (http://www.oxfordeconomics.com/releases/2015-04-28/must-grexit-be-a-disaster-some-lessons-from-history)
  • Me pregunto a quién le tocaría gestionar bien esta salida. Por otra parte me pregunto también quién podrá “gestionar” un nuevo Memorandum, sobretodo si es votado en un cuadro de abolición de la democracia y con la solicitud de que lo ponga en práctica un gobierno cuyo primer ministro declara abiertamente que no cree en esto.
Agradezco a Konstantinos Koulaxis haberme entregado información útil para escribir este artículo.

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