sábado, 28 de julio de 2012

Los especialistas advierten que hay un límite "desdibujado" entre la ficción y la realidad.

Los hechos como la masacre de Denver, donde un joven asesinó a 12 personas diciendo ser uno de los villanos de Batman, marcan que "lo propio de nuestro tiempo es que hay demasiado acercamiento entre la ficción y la realidad".

La psicoanalista Adriana Abeles señaló a Télam que "existe como en ninguna otra época un límite desdibujado entre la ficción y la realidad. De hecho los espectadores de la película en Denver pensaron, en un principio, que era parte del espectáculo".
Abeles, quien remarcó que "la violencia no es exclusiva de nuestra época, basta pensar por ejemplo en la matanza a los pueblos originarios", explicó también que en "en la actualidad se presenta un sentido distinto de la muerte".
"Los chicos en los viodeojuegos tienen una, dos, tres, siete vidas; estamos en un momento en el que estamos invitados a infinitizarnos con la consigna de un `sin tope`", añadió la profesional, autora del libro recientemente publicado "Conversaciones con la comunidad", donde analizó el caso del adolescente de Carmen de Patagones y los niños de Arkansas en los que se produjeron masacres similares.
"En todos estos casos encontramos una clara presencia del fracaso, tanto individual como social del lazo entre las personas, una máxima expresión de oposición y una absoluta no disponibilidad de la palabra, que es la que permite el consenso", añadió.
Según la especialista, “el incremento del contacto con las máquinas produjo una acentuada fragilidad de los lazos sociales ya que hay menos encuentro entre las personas”.
Por su parte, la médica psicoanalista Lía Ricón, indicó que "en el caso de Denver los desencadenantes sociales tienen relación con la facilidad para portar armas, por una parte y, por otra, con la influencia de la televisión y el cine donde se ven escenas de suma violencia y muertes".
"Los niños y las personas con perturbaciones emocionales serias no establecen una diferencia clara entre la realidad concreta que nos opone resistencia y la ficcional", agregó.
"Matar en un juego de la play, o en la televisión aparece como algo reversible que, además, no produce desaparición de personas", aseguró Ricón, directora de la carrera de Médico Especialista en Psiquiatría (UBA).
"También podemos mencionar la falta de estructuras sociales continentes especialmente para adolescentes y tercera edad, a la vez que si un club u organismo para reunión de adolescentes sólo cuenta con televisor y juegos que tienen las características que describimos no cumplen ninguna función", añadió.
Para Ricón, "un instrumento que se menciona poco y que es fundamental es la educación, pero no es fácil implementarlo porque existen intereses muy importantes que hacen imposible difundir, por ejemplo, los riesgos de tener armas de fuego".
Al analizar las causas individuales de este tipo de hechos, el médico Andrés Rascovsky, presidente de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) explicó que "en todos los casos son patologías individuales provenientes de fragilidad, déficit y debilidad en el desarrollo psíquico en la infancia".
"Sobre un terreno psíquico que tiene una historia de sufrimiento, déficit de amor y vínculos familiares al que se le agregan frustraciones, humillaciones y duelos no resueltos pueden producirse nuevos episodios de frustración, decepción o duelo que desencadenan una ruptura con la realidad y el desarrollo de un delirio frecuentemente paranoide con reivindicaciones mesiánicas", describió.
Añadió que "la sociedad y las megalópolis generan un malestar creciente ya que década tras década las exigencias son mayores y la competencia y la inequidad producen un mundo violento y destructivo a lo que se suman ideales económicos y de éxito a veces obscenos que devalúan los verdaderos valores de la vida".
Fuente: Télam.

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