sábado, 21 de julio de 2012

Cuarto encuentro del ciclo "Diálogos sobre Humanismo".

Con un intercambio sobre el “Documento del Movimiento Humanista” se completaron los cuatro encuentros del Ciclo de “Diálogos sobre Humanismo, una mirada hacia el ser humano y sus posibilidades de liberación”. Igual que las veces anteriores, después de una breve introducción, se conversó ampliamente entre todos los partícipes.

Pressenza, Santiago de Chile. El primero de estos encuentros fue sobre “El Humanismo Universalista como una respuesta para nuestro tiempo” y en él se desarrolló la idea de un humanismo plural y convergente; un humanismo capaz de impulsar la recomposición de las fuerzas sociales; un humanismo apto para crear una nueva atmósfera de reflexión en la que no se opongan ya de modo irreductible lo personal a lo social ni lo social a lo personal; un humanismo creativo; en síntesis, un nuevo humanismo que teniendo en cuenta las paradojas de la época aspire a resolverlas.
En el segundo encuentro referido a “El ser humano, intencionalidad y no naturaleza” se discutió con las corrientes que sostienen la existencia de una conciencia pasiva y de una naturaleza humana, explicando que el Humanismo Universalista, en sentido opuesto, sostiene la historicidad de lo social y que nada del ser humano existe por “naturaleza” y que se afirma la actividad de su conciencia, actividad transformadora del mundo, de acuerdo a su intención.
En el tercero, el tema fue la “Transformación social y personal simultánea”, en el que, siempre en el marco de un mundo en crisis y postulando de que es fundamental dar dirección a ese cambio inevitable, se postuló que no hay otra forma de hacerlo que empezando por uno mismo. Se propusieron en este sentido dos importantes propuestas para ir ganando en coherencia personal y en la relación con el medio: “Pensar, sentir y actuar en una misma dirección” y “Tratar a los demás como se quiere ser tratado”. Se desarrollaron a continuación los conceptos de: “paisaje de formación”; la libertad de elección –y por tanto lo ineludible de optar entre la aceptación o la transformación de las condiciones en que se nace– y, por último, la necesidad de una revolución para romper con la entropía que produce el sistema cerrado en que estamos, definiendo así sus características: “...una revolución social que cambie drásticamente las condiciones de vida del pueblo, una revolución política que modifique la estructura del poder y, en definitiva, una revolución humana que cree sus propios paradigmas en reemplazo de los decadentes valores actuales”
En este cuarto encuentro sobre “el Documento del Movimiento Humanista, postulados para una nueva sociedad” se conversó primero sobre la mirada que da origen a estos postulados, destacando tres consideraciones previas: a) esta posición se plantea en referencia a las condiciones en que el ser humano vive y no en cuanto a condiciones abstractas o teorías; b) el Humanismo define al ser humano como ser histórico y con un modo de acción social capaz de transformar al mundo y a su propia naturaleza y c) una constante entonces en el ser humano es su historicidad y este desenvuelve su experiencia personal en un paisaje social, encontrándose que la intención común de superar el dolor y el sufrimiento, propia de todos los seres humanos, es negada a muchos por la intención de otros, vale decir, unos hombres naturalizan a otros al negar su intención y los convierten en objeto de uso. Como síntesis propositiva que surge de esta mirada se planteó la proclama: “Nada por encima del ser humano y ningún ser humano por debajo de otro”.
Se vio que seis son los temas que se tocan sintéticamente en las pocas páginas de esta suerte de “manifiesto”: El capital mundial; La democracia formal y la democracia real; La posición humanista; Del humanismo ingenuo al humanismo consciente: El campo antihumanista; Los frentes de acción humanista.
En el primer capítulo del Documento se discuten las condiciones económicas actuales, destacando cómo el capital financiero se transforma en un Paraestado, al irse concentrando mundialmente, sometiendo a los estados y haciéndose la banca cargo de las decisiones en todos los niveles. También, cómo el gran capital domina no sólo la objetividad, gracias al control de los medios de producción, sino también la subjetividad gracias al control de los medios de comunicación e información, disponiendo a gusto de los recursos materiales y sociales convirtiendo en irrecuperable a la naturaleza y descartando progresivamente al ser humano.
También de ese primer capítulo se destacó como para el Humanismo existen como factores de la producción el trabajo y el capital, y están de más la especulación y la usura; planteando la necesidad de que en la actualidad es decisivo que la absurda relación establecida entre esos dos factores sea totalmente transformada, permitiendo que la gestión y dirección de la empresa sean compartidas.
En su segundo capítulo, postula que el edificio de la Democracia se ha ido arruinando al resquebrajarse sus bases principales: la independencia entre poderes, la representatividad y el respeto a las minorías. No existe la teórica independencia entre poderes viéndose en muchas partes del mundo las intimas relaciones que los ligan, mostrando como todos son parte de un mismo sistema; por su parte, en el caso de la representatividad, muchos eligen a pocos, pero estos pocos desde el primer momento traicionan a los muchos, representando a intereses ajenos al mandato recibido y, por último, las minorías acosadas por la xenofobia y la discriminación, reclaman su reconocimiento y lo mismo ocurre con en el conglomerado de un país que provincias enteras, regiones o autonomías, padecen la misma discriminación de las minorías merced a la compulsión del Estado centralizado, hoy instrumento insensible en manos del gran capital.
Se expuso como se plantea en el Documento la necesidad de discutir el tema del Humanismo espontáneo o ingenuo y ponerlo en relación con lo que entendemos por Humanismo consciente; también se expuso la posición humanista e igualmente el reconocimiento de la corrientes antihumanistas; explicando finalmente la organización de los humanistas en este momento en frentes de acción, que con mirada global, actúan localmente.
En síntesis se dijo: “Los humanistas ponen por delante la cuestión del trabajo frente al gran capital; la cuestión de la democracia real frente a la democracia formal; la cuestión de la descentralización frente a la centralización; la cuestión de la antidiscriminación frente a la discriminación; la cuestión de la libertad frente a la opresión; la cuestión del sentido de la vida frente a la resignación, la complicidad y el absurdo...”
Igual que las veces anteriores, después de esa breve introducción, se conversó ampliamente sobre estos tópicos, analizando cómo, dada las condiciones de crisis actuales, estos pocos elementos pudieran ser un aporte para que las distintas corrientes progresistas que luchan por construir una salida humanista a esta situación pudiéramos converger en una dirección común.
Se destacó entre los asistentes la utilidad que estos Diálogos habían tenido para todos los que participamos, así que acordamos realizar un segundo ciclo de “Diálogos...” que pudiera iniciarse el miércoles 3 de septiembre y que sería avisado en la pagina de UMBRAL: www.facebook.com/CentroCulturalUmbral

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