Las informaciones manejadas por Meza y divulgadas en esta capital, puntualizaron que Paraguay es la nación de la región con más alto porcentaje de personas con desnutrición.
Esas inquietantes cifras que forman parte del panorama paraguayo muestran como un dato incontrastable la localización de esos grupos más vulnerables de la sociedad en las zonas rurales y especialmente en las comunidades indígenas.
La FAO resaltó que este caso es el de un Estado con muchos recursos y potencial productivo enorme, pero apenas los está utilizando para la exportación de alimentos, y con una gran deficiencia en el plano interno para garantizar el acceso de los pobres a esos alimentos.
El duro panorama planteado por la FAO tiene expresión cotidiana en las jornadas de protestas y reclamos de campesinos sin tierra e integrantes de comunidades autóctonas, las que forman parte del día a día en Paraguay.
Los movimientos que los agrupan plantean la inequidad en la tenencia y distribución de la tierra y culpan al gobierno actual por su alianza con los grandes latifundistas, el exclusivo sector de los monopolios agroexportadores y las empresas multinacionales.
Recientemente, el Movimiento que agrupa a los pueblos originarios trajo a muchos de esos indígenas a Asunción y planteó en las calles sus demandas de acceso a la tierra como única forma de dar trabajo y alimento a sus familias.
Otra confirmación de lo planteado por la FAO la representan las decenas de miles de familias campesinas que viven en carpas, siempre en las cercanías de los latifundios, como parte de su batalla por obtener una parcela de tierra.
Fuente: Prensa Latina
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