domingo, 16 de agosto de 2009

LA REVOLUCIÓN CIUDADANA.


"Lo que hemos hecho es imposible, y demuestra que la revolución ciudadana es irreversible, y nada ni nadie la podrá detener".

Fragmento de discurso de Rafael Correa durante toma de posesión de presidencia del Ecuador 10-08-2009.

Estimados colegas de nuestra América y del mundo entero:
Como habrán observado, en el Gobierno de la Revolución Ciudadana el orden habitual de los vocativos se ha invertido y nos dirigimos en primer lugar, al soberano: los pueblos del mundo, de nuestra América y, particularmente en nuestro caso, el pueblo del Ecuador. Más aún, mientras menos autoridad y representación tenga un ciudadano del mundo, más importante será para nuestra revolución.
Ellos son los mandantes, los dueños de nuestros países, los dueños de nuestras democracias, mientras que nosotros, queridos colegas mandatarios, somos tan solo los primeros servidores. De ahí la lógica de los vocativos revolucionarios, que refleja los cambios que buscamos en la estructuras de poder.
Un saludo cariñoso a todas y todos los Presidentes y Jefes de Estado cuya autoridad, como la mía, no es un atributo personal, sino la consecuencia de un mandato que nos hace responsables ante quienes nos lo otorgaron con su voto…
Estamos de fiesta porque la Patria está renaciendo del caos mercantilista; ha sido arrebatada del baratillo privatizador. A nuestras hermanas y hermanos ecuatorianos les decimos hoy, con el mayor fervor y la mayor humildad: hemos triunfado gracias al compromiso de ustedes con la Patria, porque lo único que anhelamos y la razón de nuestra lucha es esa Patria de equidad, de igualdad de oportunidades, sin racismo, libre de analfabetismo, un país donde las carreteras sirvan para transportar equidad y no pesares, un país cuyos hospitales, escuelas, colegios y universidades no sean escenarios del discrimen social y económico, sino verdaderos centros de dignidad y de desarrollo colectivo.
Sin embargo, es necesario que entendamos que la victoria popular no ha sido más que el primer paso de un proceso revolucionario, cuyo objetivo es la construcción de una sociedad incluyente, solidaria y equitativa. Nosotros buscamos el buen vivir, el sumak kausay, el desarrollo equitativo, el bienestar común, la libertad basada en la justicia, la paz. Precisamente para alcanzar estos objetivos a plenitud, era necesario alcanzar el poder político, para transformarlo en poder popular, el único capaz de cambiar las estructuras de oprobio que aún prevalecen en nuestra región. Que nadie se engañe ni caiga en veleidades: el verdadero desarrollo solo es posible con un cambio en la relación de fuerzas dentro de la sociedad…
En este tiempo en el que la Revolución Ciudadana se hace carne en cada ecuatoriano: cuando un pueblo despierta, cada palabra es una esperanza, cada paso es una victoria. Hoy, se trata precisamente de eso. El pueblo ha despertado, hablamos esperanzados, caminamos victoriosos. En la primera etapa de la revolución ciudadana propusimos cinco ejes de acción.
El primero de ellos, la Revolución Constitucional. Dijimos el 15 de enero de 2007 que la institucionalidad política había colapsado, algunas veces por su diseño anacrónico y caduco, otras por las garras de la corrupción y las voracidades políticas. Y por ello impulsamos, desde el primer día, la Asamblea Nacional Constituyente, la misma que, venciendo toda absurda oposición, logró el respaldo casi absoluto de ecuatorianas y ecuatorianos…
Ahora, estamos liberándonos de las taras, de las malas prácticas en el escenario político; creen que no tenemos memoria, que no nos acordamos de cómo funcionaba el Congreso cuando era la junta de negocios de la partidocracia, junta donde se rifaban el botín del Estado: el petróleo, las telecomunicaciones, los impuestos, donde se repartían los órganos de control y regulación y los ponían al servicio de minúsculos y poderosos grupos oligárquicos. Incluso el lenguaje cambia, en una sorprendente doble moral. Cuando tenían la hegemonía los de siempre, los que de acuerdo a los poderes fácticos debían seguir ganando las elecciones, las “buenas” relaciones entre el Congreso y la Presidencia se denominaba gobernabilidad. Ahora el trabajo coordinado entre la Asamblea y el Ejecutivo resulta que es, para la mediocracia, la “subordinación del legislativo al Ejecutivo”.
Queridas compañeras y compañeros asambleístas: Tenemos confianza en que la Asamblea Nacional será un instrumento invalorable y positivo para alcanzar los cambios que nuestra sociedad está exigiendo en forma perentoria. Lo grave, lo verdaderamente grave, sería que los intereses inconfesables de las minorías privilegiadas provoquen acciones destinadas a obstruir el camino de la transformación, la justicia y la libertad. Ojalá recuerden lo que dijo el propio Presidente Kennedy: “cuando se bloquea el paso hacia los cambios pacíficos, se está propiciando la violencia, puesto que la historia no puede detenerse, y los cambios habrán de llegar por un medio o por otro”…
El segundo eje de acción, la Lucha contra la Corrupción, ha sido y es una práctica permanente y hasta obsesiva de nuestro gobierno.
El único caso de corrupción en las altas esferas fue investigado y denunciado por nosotros mismos; y, por ello, gozamos de la credibilidad del pueblo. Pero, la corrupción no está solamente en el manejo inescrupuloso de los fondos públicos, también está enraizado en el modelo perverso y egoísta que engendró el neoliberalismo, a través de privatizaciones, deshonestos endeudamientos y saqueos institucionalizados, como el permiso para robar que dio a los banqueros corruptos la Constitución de 1998, aprobada precisamente por quienes tratan hoy de sabotear a la Revolución… En el gobierno de la revolución ciudadana prevalecerá siempre la voluntad política de sancionar los abusos, la corrupción… En el Ecuador de hoy y de mañana no habrá más impunidad. El fin de aquellos tiempos nefastos empezó con las sanciones a los banqueros corruptos, con las incautaciones que nadie - excepto nosotros- se atrevió a hacer. Bajo la nueva Constitución, se acabó otra forma generalizada de corrupción: la colusión entre poder informativo y poder financiero. O banqueros, o periodistas, nunca más las dos cosas. Así que señores banqueros dueños de medios, elijan a qué negocio se dedican de hoy en adelante.
También dijimos que los servicios públicos mejorarían para hacer posible la deseada trasparencia. Ahí tenemos el Servicio de Rentas Internas, el Registro Civil, la CAE, las compras públicas electrónicas, el sistema de información para la gobernabilidad -SIGOB-, el sistema de información financiera -SIGEF-, tecnología e información puestos al servicio de los ecuatorianos. Además, para nosotros la rendición de cuentas es algo sagrado…
El tercer eje de acción fue el de la Revolución Económica, para romper, y para siempre, con los mandatos externos, con ese perverso Consenso de Washington, con sistemas económicos que solo generaron más miseria y desigualdad, que torpemente destruyeron los fundamentos de toda sociedad y toda economía: el talento humano, negándoles a nuestros ciudadanos hasta la educación y la salud, y la cohesión social, al excluir de los beneficios del progreso a las grandes mayorías. Hemos priorizado una política digna y soberana que no ha buscado la ingenuidad de liberar mercados, sino liberar al ser humano de las falacias y de los intereses nacionales e internacionales que lo postraron durante décadas. Una de las características más relevantes del socialismo del siglo XXI, doctrina a la que adhiere la revolución ciudadana, es precisamente la supremacía del ser humano sobre el capital. Para nosotros el ser humano no es un factor más de producción, sino el fin mismo de la producción…
En la radicalización de nuestra revolución, buscaremos superar el mezquino concepto de salarios mínimos, entendidos perversamente como salarios justos. Los salarios mínimos son precisamente aquello: mínimos para evitar un mal mayor, que es el desempleo, pero a nadie se le puede ocurrir que un salario que no alcance siquiera a cubrir las necesidades de una familia para salir del umbral de la pobreza, pueda considerarse un salario justo. La meta será entonces lograr que ninguna empresa se considere rentable hasta no alcanzar para cada uno de sus trabajadores un salario verdaderamente digno….
Este gobierno cree en la capacidad de miles de productores asociativos, cooperativos, comunitarios, autónomos, de los que despectivamente el neoliberalismo llama los informales, pero a los que nosotros les llamamos los sujetos de la economía social y solidaria que reconoce nuestra Nueva Constitución, los productores del inmenso y fecundo ámbito de la economía popular…
Propusimos en el cuarto eje de acción la Revolución en las Políticas Sociales. Al contrario de la política clientelar de los gobiernos neoliberales, la Revolución Ciudadana optó por políticas de inclusión social que han comprendido, no una legión de espectadores desesperados, práctica permanente de los gobiernos de la oligarquía, sino los socios de un país responsable, un país de seres humanos solidarios.
Los programas en Salud, Educación, Vivienda, Inclusión Social, inéditos en la historia contemporánea, son vivo testimonio de un ejercicio democrático participativo. Desde las Escuelas del Milenio, las miles de partidas nuevas para docentes, el ejemplar servicio y ampliación del mismo en los hospitales públicos, el espectacular programa de vivienda, donde hemos construido más soluciones habitacionales que todos los gobiernos de la historia del Ecuador juntos, son solo algunos ejemplos de lo que significan, en la realidad, la equidad y la democracia. Esto ha permitido, después de años de una tendencia en contrario, disminuir en el país la brecha entre ricos y pobres y continuar con la tendencia en cuanto a disminución de la pobreza y la indigencia…
El quinto eje de acción de nuestra revolución fue el rescate de la dignidad, soberanía y búsqueda de la integración latinoamericana. En este sentido, la Revolución Ciudadana seguirá trabajando en el fortalecimiento del multilateralismo y los espacios de integración latinoamericanos, especialmente con los países hermanos de UNASUR y del ALBA. De igual forma, continuaremos trabajando sin desdén en otros espacios multilaterales no estrictamente de nuestro contexto regional, donde Ecuador ya ha levantado la cabeza, asumiendo un papel protagónico contra las ignominias del planeta, como fue nuestro liderazgo en la 39 Sesión de la Asamblea General de la OEA, con el fin de derogar la vergonzosa resolución 662 que excluyó al hermano pueblo de Cuba de dicha organización en 1962…
Compañeras, compañeros: No nos dejemos engañar: hemos vencido a quienes han detentado el poder para ejercerlo a favor de los privilegiados, pero no al poder en sí mismo. Todavía hay poderes fácticos. Sobre todo ese terrible poder, que es el poder informativo. Las empresas que controlan los medios de comunicación han creído que por la simple circunstancia de hacerlo, tienen ya la calidad moral para constituirse en censoras de todos los pasos, y aun de las intenciones del Gobierno.
Pretenden así ganarnos la batalla moral, privar de legitimidad a nuestras acciones, minimizar el sentido transformador de nuestras políticas, desvalorizar nuestros esfuerzos. Coincido plenamente con quienes sostienen que la vigencia de la democracia exige medios de comunicación libres, independientes y críticos. Pero, una cosa es la existencia de medios dotados de esas características y, otra, muy distinta, la suplantación de la opinión pública por los intereses privados y hasta caprichos de estas empresas. Mientras que una prensa libre e independiente es vital para una democracia, la prensa irresponsable y prisionera de sus propios intereses es nefasta para esa misma democracia…
Cuando veo gente que ha entregado toda su vida a estas luchas, debatiéndose en la soledad de sus propias fuerzas, no puedo dejar de sentir una enorme admiración; pero he aprendido ya que la lucha solitaria a favor de individuos concretos, sin cambios en las estructuras de poder, si bien es meritoria para quienes la realizan, no ataca las causas que hacen posible la existencia de las injusticias y las desigualdades. Quiero decir, compañeros, que la lucha que debemos realizar, la campaña que vamos a continuar en los próximos cuatro años, no está destinada solamente a aliviar los dolores individuales, sino a extirpar las causas del dolor; no está dirigida exclusivamente a ayudar a los pobres, sino a extirpar para siempre las causas estructurales que hacen posible la pobreza; no se propone simplemente castigar a los corruptos, sino eliminar las condiciones que hacen posible la corrupción.
Es una lucha gigantesca, ya lo sé. Y sé también que el objetivo final no será alcanzado en el breve lapso de cuatro años. Pero es una lucha que hemos empezado ya, y que nadie la va a detener. La nuestra es la Revolución de los oprimidos. De aquellos que fueron silenciados y entristecidos por élites perversas. Es la revolución de los marginados de toda la vida. De los indígenas, de los afro ecuatorianos, de los panaderos y las maestras; de los estudiantes que anhelan un futuro y un lugar en la historia; de los campesinos, cholos, chazos y montubios que saben que la tierra es para quien la trabaja; de los alfareros alfaristas de cualquier rincón del país; de las trabajadoras remuneradas del hogar, que demandan no salarios mínimos, sino de dignidad; a las amas de casa, por siglos ignoradas pese a su sacrificio y su devoción familiar; de quienes jamás tuvieron protección y seguro social; de los artistas e intelectuales patriotas, de los profesionales dedicados con vehemencia a la ciencia y la tecnología; de quienes se han consagrado a hacer del pensamiento una trinchera de solidaridad que destierre el egoísmo, en definitiva, de quienes son el motor de la historia: los seres humanos, que jamás volverán a ser víctimas de la maquinaria neoliberal y del capitalismo salvaje…
Finalmente reiteramos nuestra disposición de dialogar con todos por el país. Con la gente de manos limpias, corazones ardientes y mentes lúcidas por la Patria, siempre será infinitamente más lo que nos una que lo que nos separe. Sin embargo, no claudicaremos ante poderes fácticos ni las imposiciones de siempre. Con nosotros, por el diálogo todo, por la fuerza, nada. Aquí estamos dispuestos a jugarnos la vida por el cambio. Sabemos bien que somos el gobierno de todas y de todos los ecuatorianos, pero que a nadie le quede la menor duda que nuestras opciones preferenciales son por los pobres, los jóvenes y nuestros pueblos ancestrales…

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