por Amy Goodman
“2.000 personas mueren cada día a causa de la violencia con armas”. Es decir que muere una persona por minuto.
No obstante, según Amnistía Internacional, “Las bananas están más
estrictamente reguladas que las armas de bajo calibre. Hay más normas
que regulan el comercio de bananas de un país a otro que las que regulan
el comercio de una AK-47 o un helicóptero militar”.
Pressenza, Nueva York. Adivine qué está más estrictamente regulado: ¿el comercio mundial de
bananas o el de los buques de guerra? En junio, un grupo de activistas
se congregó en Time Square, Nueva York, para denunciar una absurda
realidad: “Las bananas están más estrictamente reguladas que las armas
de bajo calibre. Hay más normas que regulan el comercio de bananas de un
país a otro que las que regulan el comercio de una AK-47 o un
helicóptero militar”. Así lo expresó Suzanne Nossel, de Amnistía
Internacional Estados Unidos, durante la manifestación justo antes de
que comenzara la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Tratado de
Comercio de Armas (TCA), realizada del 2 al 27 de julio. Gracias a una
declaración de último momento realizada por Estados Unidos de que
“necesitaba más tiempo” para revisar el breve texto del tratado, de
apenas 11 páginas, la conferencia culminó la semana pasada en fracaso.
No hay mucho que pueda considerarse polémico en el tratado. Los
gobiernos signatarios acuerdan no exportar armas a países a los que se
aplica un bloqueo de armas, ni exportar armas que facilitarían “la
comisión de genocidio, crímenes contra la humanidad, crímenes de guerra”
u otras violaciones al derecho humanitario internacional. La
exportación de armas está prohibida si facilita la “violencia de género o
la violencia contra los niños” o si las armas son utilizadas para “el
crimen internacional organizado”. ¿Por qué Estados Unidos necesita más
tiempo que los más de 90 países restantes que tuvieron suficiente tiempo
para leer y aprobar el texto? La respuesta estriba en el poder del
lobby de la industria armamentista y la aparente incapacidad del
Presidente Barack Obama de hacer lo correcto, especialmente si no fue
fríamente calculado desde el punto de vista político.
El gobierno de Obama hizo fracasar el tratado exactamente una semana
después de la masacre en Aurora, Colorado. En Colorado Obama prometió
“oraciones y reflexión”. Como afirmó el Alcalde de la Ciudad de Nueva
York, Michael Bloomberg, al referirse a que tanto Obama como Mitt Romney
estaban evitando hablar del control de armas: “Las palabras
reconfortantes son muy lindas, pero quizá ya es hora de que las dos
personas que aspiran a la presidencia de Estados Unidos nos digan qué es
lo que van a hacer al respecto. Porque obviamente este es un problema
que afecta a todo el país y cada día mueren muchas personas a causa de
heridas de armas de fuego. Esto debe terminar, y en lugar de que los dos
candidatos (el Presidente Obama y el Gobernador Romney) nos digan en
términos abstractos que quieren hacer 'del mundo un lugar mejor',
dígannos cómo lo harán. Este es un problema real. Más allá de cuál sea
su posición respecto a la Segunda Enmienda, más allá de cuál sea su
postura sobre las armas, tenemos derecho a que ambos nos digan
concretamente, no solo en términos generales, qué van a hacer con
respecto a las armas”.
La violencia con armas es un gran problema en Estados Unidos, que
solo parece penetrar en la conciencia de la población cuando ocurre una
masacre. Los defensores de la tenencia de armas atacan a quienes
sugieren que se necesita mayor control de armas y los acusan de
politizar la masacre. Sin embargo, algunos funcionarios electos están
tomando medidas al respecto. El gobernador de Illinois, Pat Quinn, está
impulsando una prohibición a las armas de asalto en su estado, similar a
la que está en vigor en California, Connecticut, Massachusetts, Nueva
Jersey y Nueva York.
El vicepresidente ejecutivo de la Asociación Nacional del Rifle (NRA,
por sus siglas en inglés), Wayne LaPierre, lanzó una amenaza ante la
conferencia de la ONU: “Las armas de fuego para uso de civiles no deben
formar parte de ningún tratado. No puede haber ningún tipo de concesión
al respecto. Ni las Naciones Unidas ni ninguna otra influencia externa
tiene la autoridad de interferir en las libertades consagradas en
nuestra Declaración de Derechos, otorgada por nuestro creador a toda la
humanidad. Por lo tanto, la NRA luchará con toda su fuerza para hacer
fracasar cualquier tratado que incluya armas civiles dentro del ámbito
de su aplicación”. La NRA organizó una campaña para enviar cartas de
oposición al tratado, que fueron firmadas por 51 senadores y 130
miembros de la Cámara de Representantes de Estados Unidos. Tras el
fracaso de la conferencia, la NRA se atribuye haberle dado el tiro de
gracia al tratado.
Por supuesto que no hay nada en el tratado que pudiera afectar las
leyes nacionales de armas de Estados Unidos. Los derechos protegidos en
la venerada Segunda Enmienda (“Siendo necesaria una milicia bien
regulada para la seguridad de un Estado libre, el derecho del Pueblo a
poseer y portar armas no será infringido.”) permanecerían intactos. El
interés de la NRA no solo está puesto en los portadores de armas
individuales, sino también en los fabricantes y exportadores de armas de
Estados Unidos. Estados Unidos es el mayor fabricante, exportador e
importador de armas del mundo. La regulación de este flujo mundial de
armamento es lo que probablemente alarma más a la NRA, no la posibilidad
de que la ONU elimine las armas que la gente posee legalmente en
Estados Unidos.
Los manifestantes que protestaron frente a la sede de las Naciones
Unidas durante la conferencia sobre el Tratado de comercio de armas
recrearon un cementerio simbólico y en cada lápida pusieron la siguiente
leyenda “2.000 personas mueren cada día a causa de la violencia con
armas”. Es decir que muere una persona por minuto. En muchos lugares del
mundo masacres similares a la de Aurora suceden con demasiada
frecuencia. Unos días después de lo sucedido en Aurora, al menos nueve
personas murieron en un ataque con avión estadounidense no tripulado en
el noroeste de Pakistán. Funcionarios paquistaníes afirmaron que se
sospechaba que las víctimas eran militantes, pero el gobierno de Obama
considera a todo hombre adulto que es atacado por aviones no tripulados
como militante, a menos que se demuestre lo contrario, póstumamente.
Luego de que la conferencia culminara sin éxito, Suzanne Nossel, de
Amnistía Internacional, declaró: “Se trata de una cobardía sorprendente
del gobierno de Obama, que a última hora cambió radicalmente de postura y
saboteó el avance hacia un tratado de armas mundial, justo cuando
estaba llegando a la recta final”. Las palabras de Nossel fueron aún más
severas al criticar al propio Departamento de Estado, donde trabajó
tiempo atrás bajo el mando de Hillary Clinton.
La ONU prometió reanudar la iniciativa de aprobar un tratado de
comercio de armas, a pesar de la intransigencia del país al que Martin
Luther King Jr. denominó “el principal proveedor de violencia del
mundo”. Hasta entonces, las bananas estarán más fuertemente reguladas
que los buques de guerra y las bazucas.
Fuente: Democracy Now!
sábado, 4 de agosto de 2012
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