sábado, 14 de mayo de 2011
AMNISTÍA INTERNACIONAL AFIRMA QUE EL CAMBIO HISTÓRICO PENDE DE UN HILO.
En su informe anual sobre la “Situación de los derechos humanos en el mundo", Amnistía Internacional elogia las crecientes demandas de libertad y justicia del movimiento de protesta en África del Norte y el Medio Oriente. Considera que existe una oportunidad sin precedentes para lograr un cambio en los derechos humanos, pero este cambio pende de un hilo.
Pressenza, Londres. Así lo ha manifestado Amnistía Internacional la víspera de su 50 aniversario, al presentar su informe sobre la situación de los derechos humanos en el mundo.
“Cincuenta años después de que la vela empezara a arrojar luz sobre la represión, la revolución de los derechos humanos se encuentra en el umbral de un cambio histórico”, ha declarado Salil Shetty, secretario general de Amnistía Internacional.
“La gente rechaza el miedo. Gente valerosa, encabezada sobre todo por jóvenes, se alza y protesta ante las balas, los golpes, el gas lacrimógeno y los tanques. Esta valentía –combinada con la nueva tecnología que está ayudando a los activistas a avanzar y exponer la represión gubernamental de la libertad de expresión y del derecho de manifestación pacífica– transmite a los gobiernos represivos la señal de que sus días están contados".
“Pero las fuerzas de represión están contraatacando con crudeza. La comunidad internacional debe aprovechar la oportunidad para el cambio y asegurarse de que 2011 no se convierte en un falso amanecer para los derechos humanos.”
Se está librando una batalla fundamental por el control del acceso a la información, los medios de comunicación y la tecnología de redes, mientras las redes de medios sociales alimentan un nuevo activismo que los gobiernos luchan por controlar. Tal como se ha presenciado en Túnez y Egipto, los intentos de los gobiernos por bloquear el acceso a Internet o cortar las redes de telefonía móvil pueden fracasar, pero los gobiernos están peleando por recuperar la iniciativa o por utilizar esta tecnología contra los activistas.
Las protestas que se han propagado por Oriente Medio y el Norte de África a medida que la población exige el fin de la represión y la corrupción ponen de manifiesto el profundo deseo de vivir sin temor ni miseria, y dan voz a quienes no la tienen.
El éxito de Túnez y Egipto en el derrocamiento de los dictadores fascinó al mundo. Ahora se escuchan rumores de descontento desde Azerbaiyán hasta Zimbabue.
Sin embargo, pese a la nueva determinación de enfrentarse a la tiranía, y pese a que el escenario de la lucha por los derechos humanos ha alcanzado una nueva frontera digital, la libertad de expresión –un derecho fundamental en sí mismo y para reclamar los derechos de otras personas– se encuentra amenazada en todo el mundo.
Los gobiernos de Libia, Siria, Bahréin y Yemen se han mostrado dispuestos a golpear, mutilar o matar a manifestantes pacíficos para permanecer en el poder. Incluso en el caso de los dictadores que han caído, es preciso desmantelar las instituciones que los respaldaban, por lo que el trabajo de los activistas dista de haber concluido. Gobiernos represivos como los de Azerbaiyán, China e Irán están tratando de prevenir revoluciones similares en sus países.
El Informe 2011 de Amnistía Internacional documenta restricciones específicas a la libertad de expresión en al menos 89 países, destaca casos de presos de conciencia en al menos 48, documenta tortura y otros malos tratos en al menos 98, e informa de juicios injustos en al menos 54.
Algunos de los momentos emblemáticos de 2010 son la liberación de Daw Aung San Suu Kyi en Myanmar y la concesión del Premio Nobel de la Paz al disidente chino Liu Xiaobo pese a los intentos de su gobierno por sabotear la ceremonia.
Lejos de los titulares internacionales, miles de defensores y defensoras de los derechos humanos fueron amenazados, encarcelados, torturados y asesinados en lugares como Afganistán, Angola, Brasil, China, México, Rusia, Myanmar, Turquía, Uzbekistán, Vietnam y Zimbabue.
Estos activistas denunciaban a menudo cuestiones de derechos humanos tales como la pobreza, la marginación de comunidades enteras, los derechos de las mujeres, la corrupción, la brutalidad y la opresión. Los sucesos ocurridos en todas las regiones han puesto de manifiesto la labor crucial de estas personas, y la necesidad de brindarles solidaridad global.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario