jueves, 2 de septiembre de 2010
EL DERECHO A SER.
Reportaje a María Ester Mamani – Tupac Amaru – Pueblos Originarios.
Se llama María Ester Mamani. Es de la comunidad aborigen maymara, de la etnia koya del departamento Tilcara, provincia de Jujuy. Su comunidad tiene territorio en la localidad de Maymará. Hace días vino a Buenos Aires acompañando a las amautas que realizaron la celebración a la Pachamama en Parque Lezama. María Ester Mamani es hermana originaria, compañera y referente nacional de la Organización Barrial Tupac Amaru. María Tiene un hablar tranquilo y una convicción profunda cuando sus palabras van armonizando la lucha de sus hermanos y de ella misma.
-Después de la Marcha de los Pueblos Originarios ¿cómo ve el movimiento o la unidad de los pueblos ancestrales? ¿Cómo sigue esta historia – si es que sigue?
Bueno, la visión que tenemos desde hace tiempo en esta lucha que mantenemos los hermanos originarios, es que estamos siguiendo el camino de nuestros ancestros, que es una lucha que no termina ahora, y que tampoco empezó ahora. Y estamos convencidos que no va a terminar hasta que el Estado entienda esta forma que tenemos nosotros de convivir con la naturaleza, donde es fundamental la recuperación nuestro territorio para fortalecer nuestra cultura, y poder transmitir nuestra propia educación, y que la cosmovisión del mundo al cual adherimos, nos sea respetada. Y cuando hablo del Estado no hablo del gobierno de Cristina Fernández, hablo realmente del Estado. El despojo comienza con la conquista.
-La espada y la cruz…
Si. Por eso, desde esa visión, el antes y el después de “la marcha” significó mucho, porque es un punto importante dentro de una historia, de un camino recorrido. Hay mandatos y nuestros ancestros nos han dejado un mandato importante. Y es lo que estamos tratando de cumplir. Eso significó la marcha. Porque antes, cuando fue el Malón de la Paz –que es desde donde yo tengo un eje y es allí donde participaron nuestros abuelos. En aquella marcha el objetivo era recuperar nuestro territorio. Después del Malón de la Paz, eso no se cumplió y eso tuvo consecuencias que perduran hasta nuestros días. Actualmente, en la comunidad donde estoy, no tenemos los títulos, no somos los dueños de la tierra aunque en ella habitamos desde el principio de los tiempos. Eso sucede en la mayoría de nuestras comunidades. Por eso decía que es importante poder continuar ese mandato que nos dieron los abuelos.
¿Ustedes tenían conocimiento, transmisión de lo que había sido el Malón de la Paz, les habían contado los abuelos todo eso? ¿O se enteraron tarde?
Sabemos que no se cumplió lo prometido. Que volvieron engañados. Que les habían dicho que iban a ir a un hotel a descansar, y los cargaron en un vagón, y cuando se dieron cuenta estaban volviendo ya a Jujuy, a la zona de donde venían. Cuando llegaron allá, el presidente, en ese entonces, Perón, hizo entrega de algunos títulos de tierras. Pero no como ellos lo habían planteado. Entonces, actualmente hay títulos de alguien de apellido como Guzmán o bajo otros nombres, pero no como ellos lo habían planteado, donde la tierra es de todos.
La esencia es cultural, porque cuando una comunidad plantea que la tierra debe ser de la comunidad, ellos dicen que tienen que estar a nombre de alguien. Y no. Eso es la cultura de ellos, no la nuestra. Por eso hablaba del Estado y del respeto que debe tener el Estado por nuestra cultura. Entonces, vamos comparando. Pero eso, lo que nos trasmitieron con respecto al Malón de la Paz es que fueron engañados y que se hizo, de alguna manera, la devolución de los territorios, pero no de la manera que ellos querían.
Como digo, la tierra no fue para nuestras comunidades ya que después aparecieron supuestos dueños, como fue Patrón Costas. Hay un recuerdo en nuestra memoria, hay recuerdos sobre el maltrato, la humillación, de cómo se golpeó a la nuestra gente. Se adueñaron de nuestra tierra e intentaron esclavizarnos. Eso también hizo que nuestros hermanos, nuestros abuelos se hayan movilizado. Porque hemos resistido siempre. En mi comunidad tengo a la que sería bisnieta de esos hermanos que han participado en el Malón. Ella cuenta cómo Patrón Costas le prohibía a sus abuelos hablar el idioma, hacer muchas cosas. Todo ese conjunto...
¿Qué tierras tenía Patrón Costas en Jujuy?
Un territorio. Hasta Ramal. Desde la Puna hasta Ramal. Esos sectores tenía. Ahí estaban nuestros hermanos, con ovejas y pastoreo. Y todo lo que se daba, todo lo que se pastoreaba, había que dárselo a él. Para la gente quedaba lo menos, lo que no servía. Ella contaba que carneaban y toda la carne iba para el patrón. Y lo de adentro, quedaba para nuestra gente: las patas, las cabezas, los chinchulines, como decimos nosotros. Eso comían. Y ellos se llevaban la carne, la lana. Y aparte, los atropellos, la crueldad. Hay que sentarse y escuchar a los ancianos, son actos de barbarie que todavía duelen, continuamente golpeados y esas cosas que cuentan, que te arrancan lágrimas, que no eran dueños ni de salir de esas tierras.
¿Y cómo evaluan ahora lo que pasó en la Marcha de los Pueblos, donde por primera vez, la mayoría de las naciones originarias tuvieron sus representadas? Esa unidad, o no sé cómo llamarla. ¿Cómo la ve?
A nosotros nos significó un lazo espiritual muy grande, porque sentíamos que cada comunidad, o pueblo coya, guaraní, o mapuches, antes estábamos como peleando en separado. Entonces esto nos sirvió para aunar los esfuerzos y visibilizarnos ante los demás, para que nos puedan escuchar y sentir. Y sobre todo que sientan que estamos todavía y vamos a seguir estando. Más allá de las diferencias culturales, estábamos todos en un solo territorio.
Y ahora, hábleme un poco de usted. ¿Estudió? ¿En qué escuela, de eso?
Sí, yo soy maestra. Soy docente. De grado. He tenido la suerte, por decirlo así, porque en el lugar donde vivo somos pocos los que pudimos estudiar, por razones económicas. Yo estudié en mi pueblo. Después hice la secundaria en un lugar cercano, Tilcara. Ahí hice el profesorado también y estuve trabajando en una escuela de Maymará, en una escuela de Humahuaca. Pero la verdad es que no me siento parte de ese sistema. No es bueno tener que escuchar o dar clases a niños y aceptar donde la historia oficial pone al originario.
Entonces, empecé a trabajar en lo que es educación no formal, donde podíamos transmitir mejor nuestra cultura, fortalecer a los jóvenes. Estuve haciendo un taller que se llama interculturalidad. Me perfeccioné en esa disciplina. Hicimos un post-titulo de interculturalidad y bilingüismo en Abrapampa y eso me abrió un poco la puerta de hacer talleres para los jóvenes, por el idioma, nuestra cultura.
Yo estoy en la Tupac Amaru, soy parte de la organización. Creo, estoy segura, que avanzamos. Hemos sido visibilizados por la sociedad. Pero no hay un reconocimiento real, sobre todo en lo que respecta a nuestras tierras, nuestro lugar en el mundo. No se puede practicar una cultura cuando te vienen con topadoras y te empujan a una villa miseria, te rompen el pasado, la relación con la tierra. Por eso hablaba del Estado. Tienen que reconocernos como pueblos y reconocernos con nuestra cultura. Es una lucha que será larga. Y si algo sabemos, es que hay que respetar el mandato, los legados de nuestros antepasados. Y en eso estamos.
Fuente: boletín Tupac Amaru.
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