lunes, 6 de junio de 2011
¿QUÉ ESTÁ PASANDO EN SOL?
por Deme Salas
No somos portada. Hace 1 semana nos querían por lo que contaban los medios de comunicación y ahora nos critican por lo que cuentan esos mismos medios. Los problemas sociales que ahora utilizan para deslegitimarnos son los mismos que existían la primera semana de acampada, los mismos que existían antes de que llegásemos a Sol, los mismos por los que estamos aquí luchando.
Pressenza, Madrid. Nos pedía soluciones. La solución que damos ante estos problemas también sigue siendo la misma que cuando llegamos: la participación inclusiva de todas las personas en la construcción del cambio que queremos.
Todas las personas: El ama de casa cuyo trabajo no se reconoce legalmente. La persona sobre la que se ejerce violencia por vivir libremente su sexualidad. El autónomo que ha sido desahuciado y debe seguir pagando la hipoteca. La migrante a la que le piden papeles para tener trabajo y trabajo para tener papeles. El estudiante cuyo único futuro es una beca que nunca le permitirá emanciparse. Aquella persona a la cual el sistema enferma ocultando su existencia y condenando su visibilidad. La cesante que no puede acceder a una vivienda. El trabajador que debe hacer horas extras no remuneradas por miedo a perder su empleo…
El miedo: Todas aquellas personas que por miedo no somos libres, todas distintas pero todas con el mismo miedo. En Sol hemos sustituido el miedo mutuo por el apoyo mutuo. Hemos unificado nuestras luchas para combatir el miedo que nos impone el sistema. Pero esto requiere tiempo.
El tiempo: Habíamos interiorizado sus prisas, sus ritmos, su velocidad. Basta! Vamos despacio porque vamos lejos. Vamos despacio porque queremos ir todos juntos. Vamos despacio porque queremos hacerlo bien. Vamos despacio porque el camino es igual de importante que el resultado.
Entonces, ¿qué es lo que ha cambiado?
Que hemos crecido, que estamos en todos los barrios y municipios de Madrid, en miles de ciudades del mundo, que estamos aún más indignados y más unidos, que sus mentiras no nos ciegan, que su manipulación no nos frena, que su violencia nos ha hecho más fuertes, que, ahora más que nunca, no nos representan. Que ya no somos portada pero por fin estamos escribiendo la primera página de nuestras propias vidas.
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