viernes, 13 de mayo de 2011
CIBERACTIVISTAS: OJOS Y OÍDOS DE LA REBELIÓN SIRIA.
Se llaman a sí mismos “los ojos y oídos de la revolución en Siria”. Desde el extranjero, los ciberactivistas Rami Nakhle y Ammar Abdulhamid recaban información sobre manifestaciones, detenciones y la violenta represión en su tierra natal, Siria.
Debido a la casi completa ausencia de periodistas en Siria, gente como Rami y Ammar desempeñan un papel crucial en la rebelión contra el régimen de Assad.
A través de deficientes conexiones de Internet, logran sacar noticias del país. Un pequeño grupo de activistas que abandonó Siria se encarga de controlar, organizar y distribuir la información.
“Intentamos ser los ojos y oídos de la revolución. Queremos que el mundo sepa lo que realmente está sucediendo”, comenta Rami Nakhle. Este sirio ciberactivista de 28 años tiene diversos pseudónimos y tarjetas SIM. Desde su dirección clandestina en la capital libanesa de Beirut, coordina en una laptop la información que le llega. A diferencia de Egipto y Libia, donde sí hay periodistas internacionales, en el caso sirio el mundo depende en gran parte de gente como Nakhle y sus colegas para informarse.
Washington DC
Ammar Abdulhamid trabaja desde Washington. “Siria siempre ha logrado mantener a la prensa internacional fuera del país”, afirma este hombre que en 2005 huyó con su familia de Siria por haber sido amenazado de muerte. Abdulhamid, de 44 años, comenta que los grupos de oposición en el extranjero han logrado ingresar ilegalmente al país teléfonos satelitales, cámaras, laptops y otros aparatos.
Por razones de seguridad, es poco lo que él pueda hacer. “En muchos casos, la gente no sabía cómo utilizar los aparatos. Aún así, hemos recibido valiosa información, y se ha logrado establecer algunas buenas conexiones de Internet.”
El mate del Che
“¿Escucha lo que corean?”, pregunta Nakhle al mirar un video (hecho con GSM) de la sitiada ciudad costera de Banyas. Un considerable grupo de jóvenes clama por la caída del régimen. “¡Esto es Siria! A veces no me lo creo”, dice Nakhle al momento que entra una llamada por Skype. “Es la gente de Homs. Tengo que informarles de lo que está sucediendo en Banyas.”
Bebe un trago de mate, un té cargado de cafeína que es popular en América del Sur, pero también en Oriente Medio. “Era la bebida favorita del Che”, dice riendo.
Al igual que en Egipto y Túnez, los manifestantes sirios no tienen un líder definido, sino que los eventos se coordinan a través de un grupo de activistas. Ya hace unos años que Nakhle es un ciberactivista. Está haciendo campaña contra el régimen sirio bajo el pseudónimo de Malath Aumran.
Solo en 2010, los servicios de seguridad siria lo interrogaron unas cuarenta veces. ¿Conocía a Malath Aumran? ¿Qué podía contarles de él? A fines del año pasado los servicios de seguridad descubrieron quién era realmente Malath, y Nakhle tuvo que pasar a la clandestinidad en Damasco. Finalmente, lo sacaron ilegalmente del país.
Falta de sueño
Nakhle vive hoy día en el barrio cristiano de Beirut, el lugar más seguro en un país donde la influencia siria es palpable. Sin embargo, tiene que volver a mudarse por reiteradas amenazas de los servicios de seguridad sirios. Su familia en Siria es constante motivo de preocupación. “Los servicios de seguridad amenazan con detenciones, pero ya les he dicho: no hay forma de que yo abandone”, dice Nakhle con vehemencia, los ojos verdes inyectados por la falta de sueño.
Tanto Abdulhamid como Nakhle afirman que su base de información es una red de menos de 25 activistas, quienes a su vez se han rodeado de grupos de confianza. Así crece la agrupación, y la información continúa siendo fiable.
“Antes que se iniciara la rebelión, no éramos más que unas decenas. Hoy somos miles”, comenta Nakhle, quien está convencido de que lograrán su objetivo.
También Abdulhamid está muy impresionado por la temeridad de los manifestantes. “Por un lado está la euforia, pero por otro lado la preocupación. Me descompone toda la violencia que veo. Por supuesto que era de esperar, pero verlo ocurrir es otra cosa. Me hace ilusión poder regresar. Es una cuestión de tiempo, pero estamos bien encaminados.”
Fuente: Radio Nederland.
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