Una conjunción entre imágenes, arte, espiritualidad y valores morales es lo que representa la muestra de fotografías del genial Pedro Luis Raota (foto) que reúne su colección sobre los Principios de Acción Válida del Nuevo Humanismo. La exposición será inaugurada el lunes 23 en el Centro Cultural Eugenio Flavio Virla, de la ciudad de San Miguel de Tucumán.
Pressenza, Argentina. La muestra, que estará abierta al público hasta el lunes 30, fue organizada por el Parque Chaco, en el marco de las actividades que realizan los Parques de Estudio y Reflexión del Nuevo Humanismo. Además, cuenta con los auspicios de El Mensaje de Silo y de la ONG Mundo sin Guerras.
Con su estilo inconfundible, Raota, considerado el máximo exponente de la fotografía argentina, ilustró con su cámara las 12 leyes de vida, de luz y de evolución que Silo, el fundador del Nuevo Humanismo, enumeró en su libro “La mirada interna”.
Las fotografías, resueltas en color, fueron tomadas a lo largo de varios meses. Algunas son composiciones realizadas en el estudio del gran artista. Otras, fueron captadas en distintos paisajes de la Argentina, desde la Patagonia hasta el Litoral.
La primera exposición de estas obras tuvo lugar en Buenos Aires, en 1981, y el mismo año se expusieron también en Córdoba. Ambas muestras fueron exitosas. Hoy, a 30 años de aquella fecha las imágenes de Raota no han perdido vigencia y los Principios de Acción Válida que inspiraron al fotógrafo se han hecho más importantes que nunca. Estos principios, que se refieren al hacer coherente, ayudan a quienes los ponen en práctica a entrar en contacto con lo más profundo de sí mismos y con lo Sagrado.
Presentar esta colección de fotos hoy en Tucumán es un modo de rendir homenaje al fotógrafo más premiado que tuvo la Argentina, Raota, y al fundador del Nuevo Humanismo, Silo (Mario Rodríguez Cobos), ambos fallecidos. El primero, en 1986 y el segundo, el año pasado.
Raota nació el 26 de abril de 1934 en Presidencia Roque Sáenz Peña, Chaco. Su estilo se caracteriza por los fuertes acentos de luz que resaltan sobre un fondo oscuro, lo cual ha llegado a ser, prácticamente, su marca registrada. A quienes decían que su obra estaba excesivamente “preparada”, Raota respondía: "un fotógrafo piensa una imagen y si no existe la crea al igual que un director de cine".
En 1980, plena dictadura militar, los humanistas tenían dificultades para llevar adelante sus actividades debido a que no podían hacer difusión. A uno de los humanistas más antiguos, Roberto Kohanoff, se le ocurrió hacer un afiche con una buena foto. Por sugerencia de un familiar buscó a Raota, chaqueño como él. El artista en un primer momento se negó, pero ante la insistencia de Kohanoff admitió que este le dejara el libro que le había llevado (La mirada interna) y le dijo que volviera a los tres meses.
Cumplido el plazo, Raota le respondió que no haría la foto publicitaria que Kohanoff le había pedido sino una interpretación de los Principios de Acción Válida, que lo habían impresionado.
Las frases que inspiraron a Raota, eran los principios. Estos son leyes de vida, de luz y de evolución. Se encuentran en el libro “La mirada interna”, de Silo, quien afirma: no es indiferente lo que hagas con tu vida; tu vida sometida a leyes está expuesta ante posibilidades para escoger”. De esta manera “lo que se debe hacer” no depende de una moral lejana, incomprensible y convencional, sino de estas leyes, de estos principios, “que pueden ayudar en la búsqueda de la unidad interior”, y del contacto con lo Profundo y lo Sagrado que hay en cada uno de nosotros. Y son los siguientes: 1. Ir contra la evolución de las cosas es ir contra uno mismo. 2. Cuando fuerzas algo hacia un fin produces lo contrario. 3. No te opongas a una gran fuerza. Retrocede hasta que aquella se debilite, entonces avanza con resolución. 4. Las cosas están bien cuando marchan en conjunto no aisladamente. 5. Si para ti están bien el día y la noche, el verano y el invierno, has superado las contradicciones. 6. Si persigues el placer te encadenas al sufrimiento. Pero, en tanto no perjudiques tu salud, goza sin inhibición cuando la oportunidad se presente. 7. Si persigues un fin, te encadenas. Si todo lo que haces lo realizas como si fuera un fin en sí mismo, te liberas. 8. Harás desaparecer tus conflictos cuando los entiendas en su última raíz no cuando quieras resolverlos. 9. Cuando perjudicas a los demás quedas encadenado. Pero si no perjudicas a otros puedes hacer cuanto quieras con libertad. 10. Cuando tratas a los demás como quieres que te traten te liberas. 11. No importa en qué bando te hayan puesto los acontecimientos, lo que importa es que comprendas que tú no has elegido ningún bando. 12. Los actos contradictorios o unitivos se acumulan en ti. Si repites tus actos de unidad interna ya nada podrá detenerte.
Respecto de los parques de Estudio y Reflexión del Nuevo Humanismo, estos son espacios abiertos donde se realizan diversas actividades. Entre las centrales se encuentra la de aprender a actuar y a movernos en el mundo de acuerdo con estos principios, que son como puertas de entrada al mundo mental de lo Profundo. Esa profundidad no puede ser apresada por el lenguaje ni por las categorías
del espacio-tiempo en el que creemos vivir. Sin embargo, en determinadas circunstancias, se hace accesible, se manifiesta o irrumpe en vivencias que conmueven nuestra conciencia y cambian decisivamente nuestras vidas. Aunque breves, estas experiencias son de grandes consecuencias porque nos dan sentido, alegría y plenitud.
Desde muy antiguo los seres humanos nos preguntamos de dónde venimos y hacia dónde vamos, y experimentamos la búsqueda de significados, a la par que sentimos la necesidad de superar el dolor y el sufrimiento. Y siempre que la conciencia humana ha conseguido asomarse a la profundidad de la Mente, han surgido respuestas inspiradas y se han liberado grandes fuerzas. De las experiencias de lo Sagrado nacen también las grandes corrientes religiosas y espirituales que han crecido en la historia. En este planeta nuestro, cuyas sociedades se mundializan velozmente, será precisamente esa experiencia renovada de contacto con lo trascendente la que podrá propiciar el reconocimiento y el encuentro espiritual entre los pueblos.
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