lunes, 4 de julio de 2011
CLUBES HUMANISTAS: ESTRUCTURAS FLEXIBLES Y LIDERAZGO COMPARTIDO.
Las tradicionales formas organizativas verticales, rígidas y estamentadas, sólo sobreviven en la cabeza de quienes se formaron en aquel paisaje antiguo. Cuestionadas por sus propios integrantes y con el abierto rechazo de las nuevas generaciones, los escalafones y organigramas son apenas cascarones semivacíos.
La época actual se caracteriza por la horizontalidad en las relaciones, la plasticidad de sus códigos y la comunicación directa.
Hoy ya nadie quiere que le digan lo que tiene que hacer, ni gerentes ni supervisores que lo controlen. La escalada por ascensos en la company y el prestigio personal para trepar en la pirámide se desbarrancó hace tiempo. Y la desestructuración atravesó como un viento furioso todas las instituciones del sistema. Por cierto que permanecen algunos dirigentes, gobernantes, formadores de opinión y sabelotodo ilustrados que ocupan espacios dominantes en el mercado del poder, pero eso no les garantiza el éxito a largo plazo.
Mientras tanto, la gente se encuentra, se organiza según sus intereses y busca acuerdos para avanzar juntos. El viejo rol de “jefe” deja paso a la “coordinación”; no hay “comisión directiva” sino “foros o consejos” que toman decisiones compartidas. Es la hora de los “colectivos”, conjuntos dispuestos a poner en primer plano la amistad, la ayuda, la solidaridad, la libertad del otro.
En este nuevo modelo de estructuras flexibles se inscriben los “clubes humanistas”, los cuales no requieren reglamentos, fondos ni locales. Funcionan en casas, departamentos u oficinas particulares y, a veces, en redes informáticas. La falta de organización y de recursos, en lugar de constituir deficiencias, son las claves adecuadas para evitar que se empañen las relaciones interpersonales. Por otra parte, quien pertenece a un club humanista no puede sostener ninguna exigencia en esas materias, pero estas condiciones tampoco le impiden desarrollar diversos proyectos.
NUEVOS ESPACIOS DE ENCUENTRO.
Los clubes humanistas no tienen carácter institucional, no se asemejan a los clubes sociales o culturales, ni aparecen motivados por alguna actividad específica. Surgen por iniciativa de personas que comparten actitudes y comportamientos globales ante la vida. Sus miembros están interesados en realizar intercambios de ideas y experiencias, siempre basados en relaciones humanas de no-discriminación, reciprocidad y desprejuicio ideológico y religioso.
Si alguien no está satisfecho con el funcionamiento de su club se retira del mismo modo en que llegó y, a la inversa, los miembros de un club no están obligados a dar participación a quienes consideren personas indeseables. En el marco de la reciprocidad, una persona puede retirarse del conjunto, o el conjunto puede retirarse de esa persona ya que no existen mecanismos de admisión ni de expulsión.
La conducta que se cultiva es de no-discriminación (racial, cultural, económica, sexual), de reciprocidad (que obliga moralmente a devolver el apoyo recibido de otros), y de desprejuicio ideológico y religioso (que no se limita a una fría tolerancia por las ideas y creencias de los demás, sino que lleva a tratar de comprender esas posturas).
Por otra parte, se propone un estilo de vida basado no en objetos tangibles, sino en intangibles, en valores. Esos valores no son algo dado, algo que se posee. Se trata de aspiraciones, de ideales de vida a lograr. La coherencia es una de esas aspiraciones.
Cuando se desea que no exista oposición entre lo que uno piensa, siente y hace, se está hablando de una aspiración. Cuando se toman medidas prácticas permanentes para ir logrando esa aspiración, se está hablando de un cierto estilo de vida.
En las actividades de los clubes siempre están implícitos, y muchas veces son temas de discusión, tópicos referidos a la conducta y el estilo de vida humanistas. Por lo demás, nadie tiene derecho a decidir sobre la conducta o el estilo de vida de otros miembros del club pero todos coinciden en exigir que las relaciones interpersonales estén asentadas en esos comportamientos.
El Club Moebius, por ejemplo, es uno de estos espacios, y reúne amigos interesados en cultura, comunicación, promoción social y capacitación.
Jorge Nuñez
clubmoebius@hotmail.com
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