domingo, 28 de junio de 2009
La paz de mis sueños.
Frei Betto
“El fruto de la justicia será la paz”. Es inútil desear la paz sin erradicar antes las causas que producen conflictos, violencia y guerra. Entre los impedimentos para la paz, Frei Betto señala algunos casos emblemáticos de ocupación de territorios ajenos.
La agencia Pressenza rescata un artículo del activista religioso brasilero Frei Betto en el que hace una propuesta sorprendente acerca de la devolución de todos los territorios ocupados. Para el ex asesor y amigo personal de Lula y Fidel Castro, EE.UU. no sólo debe retirar las tropas de Irak, sino también devolver a México Texas, California y Arizona, y Puerto Rico a los portorriqueños, además de devolverles a los cubanos la base naval de Guantánamo.
La paz de mis sueños
Tengo una propuesta concreta de paz para el mundo: los Estados Unidos se retiran de Irak y devuelven a México Texas, California y Arizona, y Puerto Rico a los portorriqueños, suspenden el bloqueo a Cuba y les devuelven a los cubanos la base de Guantánamo.
Francia y España devuelven a los vascos su territorio; Turquía, Irán e Irak admiten el derecho de los kurdos a una patria; China desocupa el Tibet; las Coreas del norte y del sur llegan a un acuerdo de reunificación; es creado inmediatamente el Estado Palestino y reconocido por la ONU; Israel devuelve los territorios ocupados y Jerusalén es declarada santuario universal o ciudad internacionalmente independiente, administrada por la ONU.
El papa renuncia al título de Jefe del Estado Vaticano, entregándole su administración a la Unesco, quedándose sólo como pastor universal de los católicos, sin pretensiones de hegemonía religiosa y cultural; el FMI y el Banco Mundial cancelan la deuda de los países pobres; y la Organización Mundial del Comercio condena el proteccionismo y los subsidios agrícolas de los países ricos.
Se adopta la tasa Tobin en las transacciones internacionales; son considerados crímenes la formación de carteles y oligopolios, así como la asignación personal de un salario superior a la media nacional multiplicada por veinte. Se prohíbe la propaganda de tabaco y de bebidas y la exaltación de la violencia y de la pornografía en películas y en programas de televisión.
Todos los políticos con cargos electivos son obligados a mantener en Internet la declaración transparente de sus entradas y sus bienes; las denominaciones religiosas renuncian a todo tipo de fundamentalismo y competencia; el Estado considera crimen horrendo y grave violación de los derechos humanos el hambre, la miseria y la pobreza.
A cada ciudadano le es garantizada una entrada mínima, así como los derechos básicos de alimentación, salud y educación, y un tope gratuito en el consumo de energía, agua y teléfono. Se superan los prejuicios raciales y antihomosexuales, las discriminaciones étnicas y religiosas, la desigualdad social y el miedo a la libertad.
Isaías apunta el camino de la paz. El profeta Isaías vivió en Jerusalén en el siglo 8 antes de Cristo. Asiria era entonces la gran superpotencia de Oriente. Buscando la expansión de su imperio, los ejércitos asirios invadieron territorios de países vecinos. Siria y el reino del Norte de Israel -Efraim, cuya capital estaba en Samaria- sellaron una alianza para detener a los asirios, pero Acaz, rey de Judá (el reino del Sur), se negó a participar. Se organizó entonces un golpe de estado para quitarlo y poner a otro rey que fuera más cooperador. Viéndose amenazado, Acaz recurrió a Asiria, que desbarató la conspiración y sometió a Efraim. Como vasallo de los asirios, Acaz permaneció en el poder en Jerusalén.
Una década más tarde el reino del Norte se rebeló contra Asiria. El año 722 a.C. Samaria fue destruida y su población deportada. Efraim-Israel dejó de existir. En el 701 a.C. Ezequías, rey de Judá, se rebeló contra Senaquerib, rey de Asiria. El reino del Sur fue saqueado por las tropas de la potencia imperialista y Ezequías quedó confinado en Jerusalén.
Toda la predicación de Isaías, contenida en un libro bíblico, es eminentemente política. Hombre cosmopolita, era consejero del rey de Judá, tanto en la época de la guerra sirio-efraimita como en el período en que Ezequías fue mantenido en el poder pero sin poderes.
¿Por qué hay tantas guerras?, se preguntaba Isaías. Su perspicacia política no se circunscribía a ver los efectos. El profeta denunció las causas de las desigualdades sociales, sobre todo la opulencia de las élites: “Pobres de aquellos que, teniendo una casa, juntan campo a campo. ¿Así que ustedes se van a apropiar de todo y no dejarán nada a los demás? En mis oídos ha resonado la palabra de Yavé de los ejércitos: "Han de quedar en ruinas muchas casas grandes y hermosas, y no habrá quien las habite".
Como Tolstoi, Isaías aspiraba a una vida de desapego y sencillez. Toda su literatura está impregnada de fuerte connotación utópica: “El lobo habitará con el cordero, el puma se acostará junto al cabrito, el ternero comerá al lado del león y un niño pequeño los cuidará. La vaca y el oso pastarán en compañía, y sus crías reposarán juntas, pues el león también comerá pasto, igual que el buey. El niño de pecho pisará el hoy de la víbora, y sobre la cueva de la culebra el pequeñuelo colocará su mano”.
Todo el mensaje de Isaías está concentrado en esta afirmación: “El fruto de la justicia será la paz”. Es inútil desear la paz sin erradicar antes las causas que producen conflictos, violencia y guerra.
Isaías es un caso raro de alguien que convivió con el poder pero que nunca abandonó su compromiso con los más oprimidos. Su visión de Dios no tenía nada de maniqueísta, ni de fundamentalista. Al equilibrio de fuerzas añadía la justicia; y a la justicia le añadía el amor. Sólo el amor es capaz de superar el derecho y evitar hacer de las diferencias divergencias, pues nos enseña a convivir con quien no es como nosotros ni piensa como pensamos nosotros y, sin embargo, posee la misma dignidad humana.
De las lecciones del profeta podemos concluir que, sin una ética globalizada, el actual modelo neoliberal de globocolonización no dejará de poner los intereses privados sobre el derecho público, las fuentes de riqueza por encima del bienestar de la población, las ambiciones imperialistas por arriba de la soberanía de los pueblos.
Quizás la meditación de los textos de Isaías nos ayude a recorrer un camino señalado en la geografía bíblica hace 2,800 años. Sólo nos queda grabarlo en las entrañas del corazón.
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