El conflicto limítrofe entre Chile y Perú es una oportunidad para la reconciliación y el fortalecimiento de ambos pueblos. Y su resolución pacífica y no violenta significará un paso fundamental en la integración latinoamericana.
La reciente demanda peruana ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, en la que están en juego 35 mil kilómetros cuadrados de territorio marítimo, ha desatado tensiones entre autoridades políticas de Perú y Chile. Y ante la probabilidad del dictamen adverso, las posturas chauvinistas dejan sentir que la guerra sería inevitable. Por lo tanto, se justificaría el gasto militar hecho y el por hacer. Sabemos que el humor de los pueblos puede ser exacerbado por los círculos irracionales que apelan a los resentimientos históricos y los afanes de venganza para perpetuar la guerra como negocio económico y político.
Pero por el camino de la violencia no se llegará jamás a la paz. La paz, además de un valor superior, es la palanca más importante del desarrollo, ya que los ingentes recursos que se gastan en armamento podrían servir para mejorar la salud, la educación, el trabajo y el ambiente de peruanos y chilenos. Especialmente ahora que la situación de pobreza, discriminación y violencia se agrava con la crisis del sistema financiero internacional.
En este contexto, resulta imperativo que el diferendo Perú-Chile sea resuelto en forma no violenta. No hay otra forma de aprovechar esta oportunidad histórica y única de verdadera reconciliación. Para lograr este propósito, deviene inevitable la plena aceptación por parte de ambos países de la sentencia del Tribunal Internacional de Justicia de La Haya, el más alto que existe. Así quedarán sin piso el chauvinismo, la carrera armamentista y la corrupción en las cúpulas político-militares. Y también se pondrá coto a toda intención local o foránea que pretenda desacelerar o desviar el imprescindible proceso de integración regional en marcha.
Por lo afirmado, llamamos a una reflexión seria sobre la redefinición del rol de las fuerzas armadas en Latinoamérica, en la que será necesario considerar la reducción progresiva y proporcional del armamento convencional, la firma de tratados de no agresión, así como la renuncia constitucional de los gobiernos Latinoamericanos a utilizar la guerra como medio para resolver conflictos.
Tomás Hirsch Vocero del Nuevo Humanismo em Latinoamérica
Javier Zorrilla Vocero del Humanismo del Perú y co-autor de este artículo
martes, 31 de marzo de 2009
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