domingo, 30 de noviembre de 2008

Obama y el nuevo liderazgo en Estados Unidos.


Por Tomás Hirsch
Vocero del Humanismo para Latinoamérica.
Chile, Blog La Tercera - 29 de Noviembre de 2008

Fui uno de los millones de personas del mundo entero que se emocionó con la elección del presidente Obama en Estados Unidos. El momento había cambiado, "lo que la gente quiere", había cambiado. Las nuevas generaciones finalmente se expresaron y una vez más decidieron cambiar el curso de la historia. Ya conocía ese sentimiento en mi piel; muy bien lo expresó Alejandro Guillé desde Chicago cuando dijo "esto se parece al triunfo del No a Pinochet". Hay momentos sicosociales que convulsionan a grandes conjuntos humanos y cuando somos parte de ellos, esa vibración nos golpea en todo nuestro ser. Lo recordaba del plebiscito en Chile, lo recordaba el día que ganó Salvador Allende y también en Sucre cuando hace pocos años presencié la instalación de la Asamblea Constituyente en Bolivia.
En este mundo ya nada está aislado, todo se relaciona con todo en un sistema de mucha complejidad. Los factores de crisis son múltiples y nos enfrentamos a una crisis estructural del sistema y no sólo a una crisis financiera, no sólo a una crisis de recursos energéticos, no sólo a una crisis medio ambiental, no sólo a una crisis por la migración de multitudes a los centros urbanos con mayor disponibilidad de recursos, no solo a un fundamentalismo creciente, etc. El problema más serio que enfrenta el presidente Obama es que todo este cuadro de crisis han proliferado las armas nucleares con poder de destrucción masiva y hoy las ojivas nucleares están repartidas por el mundo y la facilidad de fabricarlas permite el acceso a ellas a cualquier país que lo desee. Es un mundo muy distinto al de la guerra fría en que bastaba que dos colosos se pusieran de acuerdo para bajar la tensión mundial.
Barak Obama tiene una oportunidad para dar un cambio de rumbo en la política exterior de Estados Unidos y producir una distensión mundial que aleje al planeta de los peligros actuales. Para ello tendría que retirar las tropas estadounidenses de todos los territorios invadidos, incluidos Irak y Afganistán, retirar los radares antimisiles de Chequia y tomar la iniciativa en un acuerdo de desarme nuclear progresivo y proporcional a nivel mundial.
Las presiones de los poderes financieros-armamentistas para evitar esto serán enormes por eso el presidente Obama debe actuar rápido antes que está posibilidad quede cerrada. Pero si lo hace, si retira las tropas de los territorios invadidos, si suspende el plan de guerra espacial y se pone a la vanguardia de un acuerdo de desarme nuclear mundial, se ganará el corazón de los jóvenes del mundo y el liderazgo de Estados Unidos resurgirá con nuevos bríos.

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