martes, 28 de septiembre de 2010

ESPAÑA: HUELGA GENERAL 29-S.


Los humanistas exigen el cambio de un modelo dominado por la especulación.

Pressenza, España. El Partido Humanista apoya la huelga general convocada para el 29 de septiembre y llama a la movilización pero, sobre todo, quiere elevar una reflexión: o cambia el modelo en su raíz o nada va a mejorar, ni con este gobierno ni con otros. Ante la próxima convocatoria, el partido pone de manifiesto su propuesta de fondo: la economía debe estar al servicio del ser humano, de todos los seres humanos, afirmando que el progreso, o será para todos, o no será para nadie.
“Desde el Partido Humanista, llevamos años denunciando el retroceso sistemático de los derechos laborales de los trabajadores así como las dificultades crecientes para las pequeñas y medianas empresas”, afirma su secretario general, José Luís Álvarez.
En este sentido, la Reforma Laboral recientemente aprobada por el Gobierno español representa un recorte, otro más, a los derechos de los trabajadores. Entre otras medidas, con esta nueva legislación se abarata drásticamente el despido, se pone en manos de las empresas la decisión de modificar unilateralmente horarios, remuneraciones y localización de los puestos de trabajo, y se liberalizan los servicios de las Empresas de Trabajo Temporal, permitiéndoles entrar en el sector público.
“Apoyamos esta huelga como muestra de solidaridad y apoyo a todas las personas obligadas a vivir estas difíciles coyunturas. Pero entendemos también y respetamos la libre decisión de cada trabajador, autónomo, desempleado o PYME”, explica el humanista.
Esta “extraña huelga” surge en un momento de crisis como el actual, con actores que ocupan roles predefinidos, casi de “tragedia griega”, mientras los verdaderos actuantes, es decir, los que de deciden, están ausentes. Porque desde hace años no son los gobiernos los que llevan el timón de la economía y por tanto del modelo social: aquí mandan los mercados financieros, y la economía especulativa.
“Mientras el único valor sea el dinero y sigamos creyendo y aceptando el actual modelo donde bancos centrales y banca privada crean y dirigen el caudal de dinero, nada podrá cambiar realmente porque ellos tomaran las decisiones importantes”, explica Álvarez, quien también asegura que “por supuesto, no compartimos la política del “mal menor” que hace años adoptaron las cúpulas de los representantes de los trabajadores, plegándose a las exigencias y amenazas del gran capital. No es suficiente encarar la situación desde la resignación de lo que se puede o no se puede hacer: hay que platear el cambio total del sistema”.
El Partido Humanista recuerda así mismo que ya hace años, en el “Documento Humanista” alertaba de un fenómeno que entonces sólo se atisbaba y que ahora resulta evidente: “(...) la vieja solidaridad se evapora. En definitiva, se trata de la desintegración del tejido social y del advenimiento de millones de seres humanos desconectados e indiferentes entre sí a pesar de las penurias generales. El gran capital domina no sólo la objetividad gracias al control de los medios de producción, sino la subjetividad gracias al control de los medios de comunicación e información. En estas condiciones, puede disponer a gusto de los recursos materiales y sociales convirtiendo en irrecuperable a la naturaleza y descartando progresivamente al ser humano. Para ello cuenta con la tecnología suficiente. Y, así como ha vaciado a las empresas y a los estados, ha vaciado a la Ciencia de sentido convirtiéndola en tecnología para la miseria, la destrucción y la desocupación”.
El Partido Humanista ofrece su modelo alternativo. Una economía mixta donde haya libertad de empresas, pero con un papel activo por parte del Estado que no puede abandonar sectores estratégicos y, por supuesto, debe recuperar el control de los Bancos Centrales. El Estado debería garantizar también la salud y la educación pública, gratuita y de calidad para todos. Una Banca pública sin interés y una “Ley de propiedad participada de los trabajadores”, que beneficie fiscalmente a las empresas que se acojan a esta modalidad, donde los empleados participan en los beneficios y en la gestión de la empresa. De esta forma, trabajadores y empresarios, trabajando con transparencia y en la misma dirección, tendrán muchas más posibilidades de adaptarse a la complicada situación presente y futura.
“En síntesis, apoyamos la huelga y manifestaciones de los sindicatos, a la vez que reflexionamos sobre la necesidad de una economía al servicio del ser humano, de todos los seres humanos, afirmando que sólo superando el individualismo y el sinsentido será posible avanzar en otra dirección. El progreso será para todos o no será para nadie”.

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