domingo, 25 de enero de 2009

Disculpe las molestias, estamos lapidando para usted.

Por Alfredo Grande

"No me expliquen que una gota rebalsó el vaso. Quiero saber qué tenía el vaso"
(aforismo implicado)


A pedradas rechazan intento de ocupar en forma ilegal un terreno
Vecinos de Valentín Alsina cortaron las vías del ferrocarril en reclamo de la intervención policial. Hubo enfrentamiento.
Un grupo de vecinos rechazó a pedradas a unas 50 personas que intentaban ocupar en forma ilegal un predio de la localidad bonaerense de Valentín Alsina, en el partido de Lanús, en medio de un violento enfrentamiento.
Los pobladores de la zona cortaron esta mañana por algunas horas las vías del ferrocarril Belgrano Sur en reclamo de la intervención policial, y denunciaron que los "okupas" ya habían intentado asentarse en esos terrenos en otras oportunidades.
El incidente -que esta mañana siguió generando complicaciones por los cortes- se inició ayer cuando un importante grupo de personas, entre ellas varias mujeres y niños, se acercó a los terrenos situados en la intersección de las vías y la calle Alfredo Palacios, con el evidente propósito de levantar un asentamiento.
Los vecinos del lugar, que ya habían hecho una denuncia policial sobre la inminente ocupación ilegal del terreno, al ver que se acercaban los futuros ocupantes los recibieron a pedradas y se originó un fuerte enfrentamiento.
La pelea terminó con el rechazo momentáneo de las personas que intentaban levantar el asentamiento ilegal. Un vecino explicó que en un principio, los habitantes de la zona intentaron convencer a los recién llegados que no podían ocupar el predio.
También dijo que antes de eso, un jefe policial les había dicho que la fuerza no podía intervenir sin ninguna orden judicial. Como las conversaciones no llegaron a tiempo, comenzaron las agresiones y los piedrazas para rechazar a las familias que intentaban ocupar el terreno.
Según explicó el vecino, los "okupas" provienen de un barrio aledaño.
(Diaio El Día – La Plata 13-01-09)


(APe).- Nadie es profeta en su tierra. Pero tampoco tiene la opción de ir a tierras lejanas, o cercanas, porque la bienvenida es a cascote limpio. La ocupación ilegal de tierras se castiga igual que el adulterio: lapidación. Pareciera que en Valentín Alsina rigen los usos y costumbres mahometanas cuando la tierra legalmente poseída es pisoteada por la tribu de los okupas. Adulterio terrenal, ocupación ilegal de la madre tierra que sólo brinda abrigo a los hijos con escritura. Los profanadores de tierras, los adulterios contra natura, no pueden ser tolerados. Con la pluma, con la espada y la pedrada. Jueces, escribanos, vecinos furiosos, policías malhumorados, y los medios que hablan de enfrentamientos, peleas, enojos. Es una versión degradada de las guerras civiles que asolaron al país, unitarios federales, crudos cocidos, saavedristas morenistas. Versión para el solaz de la fauna vernácula que necesita que empobrecidos gladiadores sigan peleando mientras el césar de las inmobiliarias, los loteos, los hacendados, tengan miles de hectáreas ociosas. Amenaza de demoler casas en la villa 31, mientras se construyen torres que convertirán a barrios enteros en las victimas propiciatorias del godzilla constructor.

Si al sistema le faltaba un toque de irracionalidad mayor, la forma en que se intenta solucionar la tragedia de la vivienda, lo muestra en su delirio más expandido. No hay vecinos organizados que, más allá de las protestas que encabezan, se animen a dinamitar los engendros arquitectónicos que están pulverizando sus viviendas y su barrio. Frente a la injuria vertical (las torres), algo reverencial aparece. Sin embargo, ante la injuria horizontal (los okupas) la reacción que sí aparece es tribal y caníbal. Freud habló del narcisismo de las pequeñas diferencias. Se odia siempre lo más cercano, aunque el peligro que representa no sea letal, que al más lejano, aunque estemos en sus planes de exterminio. Los nadies ya no cuentan, pero los alguien se están dando cuenta que tampoco. Las velas serán prendidas porque pagar las facturas de electricidad será imposible. Los braseritos reemplazarán a las hornallas, inútiles porque nadie podrá salir indemne de una factura de gas. A nadie se le descontarán puntos cuando el agua se facture como si fuera oro líquido, con la excepción de las empresas mineras, que seguirán consumiendo millones de litros gratis. Es posible que se esté preparando una nueva conquista del desierto. En el lugar de los pueblos originarios estarán los okupas, los cartoneros, los sin casa, los sin tierra, los bajo autopistas. Aquellos que Zygmund Baumann denomina “residuos no reciclables”. El ataque a pedradas contra los parias, los intocables, las castas podridas de esta orgullosa cultura que vuelve a buscar en el consumismo el remedio de los males, solamente servirá para hacer mucho ruido, pero lo que es seguro es que no habrá pocas nueces. ¿Cuánto tiempo pasará para que se organicen los temidos malones de indigentes, pobres estructurales, desafiliados, excluidos, marginales, y, naturalmente, okupas? Dicen que la escritora Alicia Jurado habría manifestado: “cuando llegue el comunismo yo me voy a la estancia”. Las clases dirigentes tienen exactamente esa idea. Por supuesto, disponen de infinidad de estancias, en todos los climas de este generoso país. Si las pedradas no alcanzan, en el fuerte hay todo tipo de municiones. La lucha cultural entre nómades y sedentarios fue ganada durante siglos por todas las formas del sedentarismo. Pareciera que esa situación puede cambiar. Hay nomadismo en la altísima sociedad, los que viven en aviones, y hay nomadismo de la baja sociedad, los que viven en colchones fósiles en la calle. El nivel fundante de las pedradas es defender las últimas imágenes del sedentarismo, pronto a naufragar. El ciudadano es reclamado como consumidor, aunque en realidad como contribuyente porque IVA mediante todo sapo que consume va a parar a los ingresos “públicos”. El retorno a la edad de las piedras marca la clausura definitiva del progresismo demócrata burgués y su alucinación del estado de derecho. La sociedad organizada para la injusticia sigue esperando una distribución de la riqueza. ¿Qué ladrón reparte el botín que robó? Porque el eufemismo “riqueza” no hace más que encubrir el saqueo miserable, la brutal transferencia de ingresos de la mayoría trabajadora a la minoría parásita. Saqueo que las pedradas nunca podrán resolver, porque los destinatarios reales están demasiado alto en sus torres o en sus aviones y las piedras no los alcanzan.

No pienso disculpar ninguna molestia, mientras llegue el día que podamos lapidar para nosotros.

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