sábado, 9 de mayo de 2009

La ciudad mensajera de la Paz.

Es uno de los títulos más importantes logrados por el distrito de Villa El Salvador, ubicado al sur de Lima. El premio “Ciudad Mensajera de la Paz” le fue otorgado por la ONU el 15 de septiembre de 1987, precisamente por su nivel de organización y de lucha de todo un pueblo por derrotar la violencia senderista, que afectaba al Perú por esos años. Hoy, con 400 mil habitantes VES es un importante polo de desarrollo económico con su parque industrial, donde produce muebles hechos en madera y que exporta a varios países de América latina y Europa.

Pressenza, Lima, 2009-05-08.
Hay que recordar el contexto en que se dio el Premio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a Villa El Salvador (VES) Ese año, 1987 había sido declarado “Año Internacional de la Paz” por la ONU y en el Perú, se vivía momentos de mucha violencia a causa del terrorismo de Sendero Luminoso (SL) y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA). Michel Azcueta Gorostiza, alcalde de Villa El Salvador (VES) por esa época recuerda la importancia de esa premiación a toda una ciudad peruana. “Como pueblo y como municipio también siempre hemos levantado -desde su fundación- el lema de la Paz con justicia social”, dice. “A raíz de la declaratoria del Año Internacional de la Paz, se decide postular, como ciudad al premio de la ONU porque reuníamos las condiciones. Por su nivel de organización, su lucha contra la violencia terrorista, el esfuerzo de su gente por lograr un mejor nivel de vida”. En aquellos años de violencia terrorista, lamentablemente en Lima la gente se desentendía del problema, luego vendrían años peores porque el terrorismo iba a crecer. El 89, 90, 91 y 92, fueron épocas terribles por el terror que se vivía en la capital peruana. “Fuimos quizás los primeros en levantar esa bandera de cultura de Paz en los colegios, con los niños y jóvenes, con las señoras. En la comunidad, con los señores, en los ambientes culturales, los grupos de teatro, los grupos de canto, en la radio de VES y por supuesto, en la presencia permanente de los dirigentes y la autoridad local, que en ese caso me tocó a mí”, recuerda Michel Azcueta.

La Medalla de la Paz

En la ONU, estaba por aquél entonces un ilustre peruano. Javier Pérez de Cuellar era secretario general de las Naciones Unidas y conocía también del trabajo que se hacía, por la Paz. “En el Perú fuimos los únicos en alcanzar este premio y es por eso que el representante de la ONU, Javier Pérez de Cuellar vino al Perú y visitó Villa El Salvador en un acto público” al que asistieron todos para recibir tal distinción. La medalla de la Paz le fue entregada a su Alcalde, Michel Azcueta. Lo bonito fue que inmediatamente sacamos fotos de la premiación y la entregamos a cada poblador del distrito, a todos los colegios, en los mercados, a las organizaciones de base, para que el título de “Ciudad Mensajera de la Paz” calara en la población. De modo que sirvió también para fortalecer la construcción de la identidad en el pueblo de Villa, afirma Azcueta. Hubo dirigentes comunales en todo Villa El Salvador, dirigentes juveniles que estuvieron presentes en toda esta campaña, dirigentes cristianos de las parroquias. No se puede hablar de uno ni dos, éramos todos. María Elena Moyano, estaba viva en ese entonces, ella dirigía la Federación Popular de Mujeres (FEPOMUVES), institución que aportó mucho a la premiación, refiere Azcueta. “Fuimos los primeros en hacer la Marcha por la Paz. Hicimos la cadena humana que unió a todo el pueblo de Villa. Hablamos de la columna. Se imaginan, todo VES agarrados de la mano a la misma hora, desde el primer sector hasta Pachacamac”. Miles de personas participaron en este acto. Se movilizaron a colegios, las parroquias, los dirigentes, las instituciones. Fue junto con el premio “Príncipe de Asturias a la Concordia”, las dos distinciones más importantes logradas a nivel internacional por el distrito de VES.

La lucha de las organizaciones

Fueron las organizaciones sociales las que derrotaron primero a los grupos terroristas en Villa El Salvador. “SL se infiltró en las organizaciones de base para terminar con ellas, pero no pudo hacer eso en VES. Un pueblo que pese a vivir en pobreza, no justificaba la violencia ni la muerte y creyó en la democracia como forma de vida y de lucha para que sus reclamos fueran escuchados por el gobierno”, dice Bertha Jáuregui, actual presidenta de la FEPOMUDES. “Sí, hubo temor al principio y más al ver que algunos pobladores se fueron con ellos. Nos amenazaron de muerte, pero eso no quebró la organización, ni la muerte de María Elena pudo hacerlo”, recuerda. Ellos, para intentar justificar su accionar, achacaron a las organizaciones de ser “colchón” del sistema. “Pudo haber errores, como los tiene cualquier ser humano, pero eran mínimos. No éramos una organización corrupta como decía SL, afirma Jáuregui. “Éramos más de 10 mil mujeres, de las cuales 5 mil eran dirigentes, la mayoría integrantes del Vaso de Leche (programa municipal que ofrecía el vaso de leche a los escolares y madres lactantes, niños y adultos mayores en situación de pobreza).
“Impulsamos varias marchas pacíficas, pero justas como la marcha de las ollas vacías para que el gobierno integre a las mujeres en el PAIT (Programa de Empleo Temporal durante el primer gobierno de Alan García). La lucha era de todas y el beneficio también era de todas”. Ante las amenazas se planearon muchas estrategias, como el cambio de rutas para trasladarse de un lugar a otro, dormir en otros lugares, estar siempre vigilantes. Pero también hubo algunos abusos al detener a personas inocentes, por el simple hecho de ser señalada por un terrorista arrepentido. Nosotros creemos que el asistencialismo hace daño a las organizaciones, pues están expuestas a la manipulación por parte de los gobiernos de turno.

Soplan otros vientos

Villa El Salvador ha cambiado, igual que ha cambiado el Perú. “Hemos vivido momentos difíciles, de crisis económica. Ahora vivimos más tranquilos pero hay algunos aspectos que han cambiado en VES, no para bien”, sostiene el ex alcalde. “Me refiero a los niveles de organización y de participación. Eso ha bajado y - por supuesto- los niveles de mensajes que se da a la comunidad. Aunque hay sectores que mantienen el espíritu de solidaridad, de justicia, de construir una alternativa que yo llamaría ahora de diálogo, de tolerancia, que son la base para la Paz. El Perú ha cambiado, pero no se quiere hablar mucho de todo esto. Hay gente (políticos, militares y organizaciones) que no quiere reconocer los documentos emitidos por la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR) Hay intereses para que no se recuerde, inclusive hay oposición de algunos sectores como por ejemplo para el Ojo que llora y el monumento. “Yo creo que el Perú, como sociedad, no ha superado realmente los años de violencia y en los sectores andinos es mucho peor que en la costa urbana. Felizmente no estamos viviendo esa época de violencia y de terror que es tan horrible y que ojala nunca regrese.

La tolerancia nos llevará a la Paz

Para Michel Azcueta, tres veces elegido Alcalde de Villa El Salvador, ciudad que acoge hoy a unos 400 mil habitantes, aun no estamos construyendo una sociedad que se base en la tolerancia, que es la que finalmente nos llevará por el camino de la tan ansiada Paz. “Yo creo que todavía no estamos construyendo una sociedad que se base en la tolerancia. Creo que es la tolerancia la que lleva a la Paz, respetarnos unos a otros y aceptar las ideas de unos y otros”, afirma. “Considero que hubo el mito de un desarrollo acelerado, no de un bienestar económico, dejando de lado la construcción de valores y poner al ser humano como centro de desarrollo” “Creo que hay muchos que seguimos luchando por eso, pero la mayoría de la gente se preocupa por el desarrollo material. Ese egoísmo las diferencias y las desigualdades generan también niveles de violencia”. La Paz, los valores, lo hacemos todos. Hay guerras en casi todos los continentes, pero felizmente llevamos muchos años que en el continente americano no hay guerras, pero…hay otros tipos de violencia, la violencia familiar, violencia personal, las venganzas, la mafia, el narcotráfico. Todo eso sigue existiendo y es muy lamentable, puntualiza Azcueta.

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