martes, 29 de julio de 2008

EL SUPUESTO PARTICIPATIVO


por Jorge Nuñez
clubmoebius@hotmail.com


"La Argentina es un laboratorio de democracia. Es una fuente de inspiración para todos los activistas del movimiento de movimientos. Y creo que aquí no hay conciencia de eso…” decía entusiasmada y crítica la periodista canadiense Naomi Klein, poco tiempo después de la crisis de 2001-2002.
Cacerolazos, cortes de ruta y asambleas populares son mirados desde entonces con interés por observadores políticos, analistas e intelectuales progresistas de todo el mundo que ansían ver nuevos modelos de participación que reemplacen a los vetustos andamiajes de la democracia formal.
Es que en sintonía con los “movimientos tectónicos” que sacuden a los estados nacionales, la globalización económica y la mundialización cultural, la “representatividad” de la clase dirigente es abrasada por el magma de la lucha social. Y aquí, en este lugar del planeta, hay dolores y espasmos que pueden corresponder a un parto: la democracia directa.
Ya el acto de elegir a algunos para que velen por los intereses de todos se ha frustrado irremediablemente: estos pocos avalados por las mayorías gobiernan o legislan para sí o para sectores ajenos al mandato recibido. Las promesas electorales de distribución de la riqueza; desarrollo sustentable; educación y salud gratuita y universal; empleo y jubilaciones dignas; recuperación del patrimonio nacional y de sus recursos energéticos; libertad sindical y varios etcétera, son vaporizadas por las presiones corporativas de adentro y de afuera. En la transición ocupan lugares de privilegio viejos actores con ropajes nuevos: empresarios que antes financiaban a los profesionales de la política y que pretenden reemplazarlos para manejar el negocio sin intermediarios; líderes mediáticos que instalan su sonrisa y su discurso con la misma provisoriedad que una campaña publicitaria. Luego de la desilusión sobreviene la necesidad de establecer nuevas reglas del juego: transformar esas prácticas hacia modalidades que garanticen la transparencia, el control de gestión, la cultura cívica, el ejercicio pleno de todos los derechos humanos, la voluntad de un pueblo que ejecuta su proyecto colectivo ¿Y cuáles serán los instrumentos idóneos? La consulta popular; el plebiscito; el referéndum; la audiencia pública; la revocatoria de mandato; la elección directa de candidatos, jueces y comisarios; el voto electrónico; la desconcentración administrativa del Estado y la descentralización del poder; la fiscalización vecinal sobre los servicios públicos; la intervención de las organizaciones de la sociedad civil en programas de asistencia y promoción cultural; la pluralidad en los medios de comunicación; la elaboración y ejecución del presupuesto participativo con poder de decisión y equidad… son algunos de ellos.
“En una democracia participativa, el Estado ya no será un ente disociado de los individuos, sino que se transformará en una suerte de Estado Coordinador, en una suerte de inteligencia social que velará por el interés del conjunto. El gobierno ya no será un botín de los arribistas sino que será la herramienta de la organización social, manejada por representantes genuinos y voluntarios”, afirma el economista Guillermo Sullings.
La responsabilidad política se pone a prueba en la medida que pasamos de “habitantes” a “ciudadanos”, y de “grupos” a “comunidad”. Promover ámbitos de estudio, foros, redes de organizaciones, puede allanar el camino que parecía tan largo y sinuoso y que, en poco tiempo, se abrió al debate y la creatividad.
La Argentina es un laboratorio de Democracia, y estamos tomando conciencia de eso.

1 comentarios:

Carlos Gervasio dijo...

Excelente nota Jorge!
Resulta muy difícil transmitir claramente estos conceptos, tal vez por lo distante de los mismos respecto a nuestra vida cotidiana.
Una vez más, la sociedad frente a los cambios. Viejos paradigmas que resisten, aún obsoletos, quizás para que el Hombre "se gane" la oportunidad.
Este es el gran desafío de los emprendedores, atravezar los muros de mezquindades que esconden el tesoro de la libertad y mostrar el camino desde el ejemplo.
Participar es ser parte, pero sobretodo es "hacer parte".
Un abrazo.
Carlos Gervasio